viernes, 31 de julio de 2009

¿El final de la abundancia?

La revista National Geographic publica, en su edición de agosto, el informe especial “El fin de la abundancia”[1]. Las cifras son claras: durante los últimos 10 años, la humanidad ha consumido más alimentos de los que ha producido. El resultado ha sido que Occidente ha tenido que gastar más dinero en el mantenimiento de su nivel de consumo, mientras que el tercer mundo se ha visto obligado a comer un poco menos. Si una familia occidental se alimentase de productos poco elaborados (como lo hace, por ejemplo, una familia africana) la subida de la harina de 0,30 a 0,90€/Kilo, supondría aumentar el presupuesto de alimentación del 5% al 15%. Para 1.000 millones de personas que ya destinaban a la comida el 70%, ese aumento de precio significa comer menos de la mitad.
...
El problema más grave no radica en el cambio climático ni en las multinacionales: el problema es -directamente- nuestra incapacidad para dejar de vivir como lo estamos haciendo ahora. Los debates en los que se agota toda nuestra buena voluntad, no tienen más consecuencias que blanquear nuestra conciencia y desahogar nuestra ira contra un supuesto enemigo que, en realidad, se pega la vida padre junto a nosotros. Después del debate, votaremos al político que nos prometa filetes y gasolina más baratos. Esto no lo dice National Geographic porque aguijoneando a los lectores no se venden revistas. Ver todo el artículo:

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jueves, 30 de julio de 2009

El Lazarillo de Tormes , mejor que una película de Almodóvar.

Según cuenta el libro, la iglesia está investigando al Arcipreste de San Salvador por mantener relaciones sexuales con una mujer casada. Un alto cargo eclesiástico pide por escrito el testimonio del marido engañado y éste, Lázaro de Tormes, pasa a relatar “el caso”.

El testimonio de Lázaro, sin embargo, en lugar de abogar por la inocencia o culpabilidad de los amantes, lo que hace es defender los intereses estrictamente personales de todos y cada uno de los implicados consistentes en continuar su vida como hasta ese momento. Haciendo gala de un absoluto sentido práctico, aunque haciendo una profunda crítica a la escala de valores imperante, Lázaro deja claro que, tras años de la más absoluta pobreza, él no está dispuesto a cambiar ahora su fortuna, máxime cuando el pecado del Arcipreste es el menor de todos los pecados (bien conocidos por él) cometidos por clérigos y religiosos. Sobre este tema, los pecados de clérigos y religiosos, sí presta testimonio. Respecto al otro supuesto inconveniente, la amenaza a su propia honra, él mismo se confiesa como no afrentado, al mismo tiempo que resta buena parte de su valor a una supuesta virtud que, en el curso de su relato, se dibuja como frecuente causa de males. El argumento de la historia puede mostrase aún más crudamente: Los valores morales y religiosos están subvertidos y se ha condenado a los auténticamente justos a la pobreza, a la deshonra y al infierno, reservando la salvación en la tierra y en el cielo para los auténticos pecadores. El libro, más que erasmista, en algunos puntos, puede resultar hasta luterano. El autor avisa, ya al principio, de que su intención es deleitar la lectura superficial y agradar a quienes hagan una lectura profunda.

Lázaro González Pérez era hijo de Tomé González, molinero condenado por ladrón. Muerto el padre, la madre se amanceba con el negro Zaide que les trae de comer con lo que va robando hasta que, también a este, le descubren. Ante la imposibilidad de alimentar al hijo, la madre entrega a Lázaro a un ciego para que le sirva de guía. Hasta ese momento, gracias a los pequeños robos de sus protectores (todos al otro lado de la ley), había comido. A partir de ahora empieza a pasar hambre. El ciego, gran maestro de picardías, vive de la caridad y vendiendo pócimas y oraciones contra toda clase de males. Sin embargo apenas alimenta a Lázaro que se ve obligado a realizar pequeñas trapacerías. Finalmente, Lázaro se venga del ciego descalabrándolo y huye de su lado. Varias veces después, sin embargo, añorará sus enseñanzas.
A continuación, entra a servir a un clérigo de Maqueda con el que pasa aún más hambre pues solo le da una cebolla cada 4 días, teniendo que sobrevivir gracias a los convites que solían ofrecerse en velatorios. Buscando la comida guardada en un arcón, consigue una llave y, durante varios días, con disimulo, va sacando migajas. Puesto sobre aviso, el clérigo golpea a ciegas sobre lo que cree una alimaña y que, en realidad, era el propio Lázaro. Echado a la calle, Lázaro sobrevive mostrando sus heridas. Una vez curado, ya en Toledo, pasa al servicio de un escudero empobrecido por no haber querido trabajar él mismo sus tierras y autoexiliado de su pueblo por no querer aceptar un tipo de saludo que considera menosprecio (el relato de este detalle es largo y pormenorizado). La pobreza de este escudero es tal que solo come cuando Lázaro, apiadado, comparte su limosna con él. Incapaz de pagar el alquiler, huye, siendo Lázaro amparado por unas prostitutas (nuevamente la bondad le llega desde personas “sin honra”). Estas mujeres le ponen en manos de su chulo, un fraile mercedario sodomita, del que prefiere no dar detalles: “ne fando”(“No digo”) es una alusión al pecado “nefando”. El siguiente amo, predicador ambulante, se compincha con un alguacil para, simulando un milagro, aumentar las ventas de bulas falsas.
Del siguiente amo solo cuenta que era pintor de panderos (no era clérigo, ni religioso ni hidalgo). La fortuna empieza a cambiarle cuanto entra a servir a un capellán que le pone a trabajar en un negocio que controla de venta de agua y por el que, al cabo de 4 años consigue, comprar ropa y espada de segunda mano. Buscando mejorar su situación, pasa de ayudante de alguacil, aunque el oficio le resulta demasiado peligroso. Finalmente consigue el éxito definitivo logrando un cargo oficial de pregonero. El espaldarazo definitivo le llega cuando el arcipreste de San Salvador, para encubrir y, a la vez, facilitar sus relaciones sexuales, le ofrece a su manceba en matrimonio, dándoles casa junto a la suya.
“El Lazarillo”[1] fue publicado por primera vez en 1554 y relata hechos que tuvieron lugar desde 1510 aproximadamente. Respecto al autor, se han barajado varios nombres: Fray Juan de Ortega[2], alguien del círculo de los Valdés[3], Sebastián de Orozco, Lope de Rueda[4], etc.
[1] “La Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades” (Según título de la más antigua edición que se conserva (Alcalá, Amberes y Burgos).
[2] En “Historia de la orden de San Jerónimo”, se dice que él fue el autor pues se le encontró en la celda el manuscrito escrito de su puño y letra.
[3] Según tesis de la profesora Rosa Navarro Durán, habría sido Alfonso Valdés.
[4]Había sido pregonero en Toledo como Lazarillo.

Erasmo de Rotterdam


No podemos decir que Erasmo perteneciera a la clase de los neutrales pues nunca estuvo a medio camino entre católicos y Luteranos. Su postura no era partidaria y, si alguien, en algún momento, se atreviese a medir su mayor o menor cercanía a unos o a otros (con la intención que sería propia de los unos o de los otros), con toda seguridad, ya se estaría equivocando. Del Papa y de la Iglesia a Erasmo le separaba nada más y nada menos que la religiosidad misma, mientras que a Lutero, directamente no le quiso seguir. La crítica de Erasmo contra la Iglesia, tenía un afán reformista, mientras que la de Lutero era rupturista. El inmovilismo dogmatico de protestantes y católicos, sitúan a Erasmo en el lado opuesto de ambos. Un lado que no es ni equilibrado ni, desde luego, moderado: valgan unas frases extraídas de su “Elogio de la locura”.

“Quizá sería mejor pasar en silencio por los teólogos y no remover esta ciénaga ni tocar esta hierba pestilente, no sea que … caigan en turba sobre mí … forzándome a una retractación y, caso de que no accediese, me declaren en seguida hereje.”

“ …Parecidos en felicidad a éstos (los teólogos) son los que se hacen llamar vulgarmente religiosos y monjes, nombres impropios a más no poder, pues buena parte de ellos está apartada de la religión…”
“Algunos de ellos explotan ventajosamente los harapos y la suciedad berreando por las puertas para que les den un trozo de pan, sin dejar posada, carruaje y barco que no recorran, con grave perjuicio de los demás mendigos. Estos hombres lisonjeros, con su suciedad, su ignorancia, su rusticidad, pretenden desvergonzadamente representarnos a los Apóstoles.”
“Algunos …llevan el cilicio exteriormente …Algunos evitan el contacto del dinero, como si se tratase de veneno; pero no, en cambio, el del vino y el de las mujeres… Unos se pavonean llamándose franciscanos, y dentro de ellos los hay recoletos, menores y mínimos o bulistas; otros se llaman benedictinos, bernardinos …nadie se atreve a despreciar a esta gente, sobre todo si se trata de los mendicantes, porque gracias a la confesión están al tanto de todos los secretos … cuando beben … los cuentan dando indicios de la realidad, pero callando los nombres. Si alguien molesta a alguno de estos zánganos, se dan por agraviados en el púlpito, aludiéndole en el sermón con ciertas indirectas que sólo dejaría de comprender quien fuese rematadamente tonto. “

“Los pontífices, cardenales y obispos, sucesores de los Apóstoles, imitan de tiempo inmemorial la conducta de los príncipes y casi les llevan ventaja…”

“…nuestros prelados de hoy tienen bastante con ser pastores de sí mismos y confían el cuidado de sus ovejas o a Cristo, o a los frailes y vicarios. No recuerdan que la palabra «obispo» quiere decir, trabajo, vigilancia y solicitud. Sólo si se trata de coger dinero se sienten verdaderamente obispos y no se les embota la vista…”
“Si los Sumos Pontífices, que hacen las veces de Cristo en la Tierra se esforzaran en imitar su vida, su pobreza, trabajos, doctrina, su cruz…¿Quién querría alcanzar este honor … por medio de la espada, el veneno y todo género de violencias? … ¡Tantas riquezas honores, triunfos, poder, cargos, indulgencias, tributos, caballos, mulos, escoltas y comodidades!.... Todo esto habrían de trocarlo por vigilias, ayunos, lágrimas, preces, sermones, estudios, penitencias y otras mil pesadumbres …lo que significa sacrificio se lo encomiendan a San Pedro y San Pablo, a los que les sobra tiempo para ello, pero si algo hay que signifique esplendor y regalo, lo guardan para sí…no hay hombres que lleven vida más voluptuosa y menos sobresaltada.”
“Los Santísimos Padres ... reúnen bajo el nombre de Patrimonio de San Pedro tierras, ciudades, tributos y señoríos. Encendidos de amor a Cristo, combaten con el fuego y con el hierro, no sin derramar sangre cristiana a mares, entendiendo que así defienden apostólicamente a la Iglesia, … cuando han exterminado sin piedad a los que llaman sus enemigos. ¡Cómo si hubiese peores enemigos de la Iglesia que esos pontífices impíos que con su silencio coadyuvan a abolir a Cristo, en tanto que alcahuetean con su ley, la adulteran con caprichosas interpretaciones y le crucifican con su conducta infame! … con cuán belicoso ardor les vemos luchar defendiendo sus diezmos con espadas, dardos, piedras y toda clase de armas…”
“Una cosa tienen, empero, en común, los sacerdotes y los laicos, que es que todos vigilan la prosperidad de sus ingresos y no ignoran ninguna de las leyes referentes a ellos, pero si se trata de alguna carga, la echan hábilmente sobre las espaldas ajenas …”
“Así como los príncipes delegan los asuntos de la administración en sus ministros y éstos en los suyos, de la misma manera los sacerdotes, por modestia, dejan al pueblo las atenciones devotas. El pueblo las encomienda sobre los que llama eclesiásticos … a su vez, los sacerdotes que se llaman seculares … descargan su obligación sobre los regulares; los regulares sobre los frailes; los frailes de ancha conciencia sobre los más rigurosos; todos ellos, a la vez, sobre las órdenes mendicantes, y éstas sobre los cartujos, entre quienes dicen se oculta la devoción, y tan oculta está, que apenas aparece.”
“No hace mucho asistí a una disertación teológica … y uno preguntó en qué lugar de la Escritura se ordena castigar a los herejes por el fuego en vez de convencerlos por la persuasión. Un anciano grave, cuyo ceño declaraba francamente que era teólogo, respondió con gran indignación que ese pasaje era del apóstol San Pablo, el cual dijo: «Evita al hereje después de haber intentado repetidamente disuadirle de su error.» Y como lo dijese reiteradamente y a grandes voces, muchos se preguntaron qué le sucedía a aquel hombre, y acabó por explicar que hay que apartar « de vita» al hereje.”
(Todas las obras de Erasmo fueron censuradas e incluidas en el "Índice de Obras Prohibidas" por el Concilio de Trento y, de manera similar, fueron denunciadas por la mayoría de los pensadores protestantes.)

Breve biografía
Erasmo (Rotterdam 1466-1536), adoptó el hábito agustino en 1.492 y empezó a viajar como secretario del obispo de Cambrais. En esos viajes por Europa conocería a Tomás Moro a quien dedicaría su “Elogio de la locura”. En 1499 fijó su residencia en Londres donde pudo escuchar a John Colet[1] con quien mantuvo una larga conversación sobre el modo de efectuar una lectura autentica de la Biblia. Inmediatamente inició una compilación de fábulas que, en el momento de su muerte sumaban 4.500. En 1506 marchó a Italia para trabajar en una imprenta, actividad que le sirvió para seguir ampliando sus contactos entre los pensadores más sobresalientes de la época. Perfectamente consciente de los males que aquejaban a la iglesia, creyó su obligación abogar contra una rigidez de pensamiento que calificaba como propia del siglo V. Durante su estancia en Inglaterra, Erasmo había iniciado un estudio en profundidad del Nuevo Testamento que sería publicado por la Editorial Froben en Basilea en 1516. Esta traducción fue la que, según propia confesión, utilizó Martín Lutero para iniciar su propia revisión de la Biblia. Al verse involucrado en la trampa de tomar partido entre este y el papa, tuvo que dar explicaciones y decir públicamente que sus ataques jamás se habían dirigido contra la Iglesia como institución ni menos contra Dios como fuente de inteligencia y justicia, sino sólo a los malos obispos y frailes que ganaban dinero vendiendo el paraíso y cometían otros delitos religiosos como la simonía. El reformador Lutero fue una de las pocas personas a las que Erasmo, en algún momento, reconoció públicamente admirar aunque, pasado el tiempo, la personalidad radical de Lutero llegaría a separarles. En 1529, la ciudad suiza de Basilea donde residía Erasmo, se adhirió oficialmente a la Reforma, por lo que el sabio marchó a Friburgo. 6 años más tarde regresaría por motivos poco claros y, hasta su muerte, siguió manteniendo contactos estudiosos de todas las tendencias. Haciendo balance al final de sus días, Erasmo pudo saber que, en París, habían quemado a fuego lento a quien le traducía sus libros. En Inglaterra, sus dos amigos, John Fischer y Tomas Moro, habían caído bajo el hacha del verdugo, y su amigo suizo Zwinglio, había sido muerto a mazazos en el campo de batalla. Como bien dijo: "Todos tienen estas palabras en la boca: evangelio - palabra divina - fe - cristo -espíritu, pero veo a muchos de ellos comportarse como si estuvieran poseídos por el demonio".
[1] Realizaba lecturas analíticas de la biblia con la intención de comprender mejor su significado, por ejemplo el sentido didáctico de enumerar los días de la creación. Tenía una profunda base filosófica platónica y aristotélica que aplicaba a todos sus escritos.

lunes, 20 de julio de 2009

La muerte de Rayan

Otra vez el gallinero: Hay muertos que valen más y, evidentemente, este merecía el avión fletado por Mohamed VI. Valga esta acción en recuerdo de los muertos de las pateras. Sobre las lágrimas de los familiares, pasan -compadecidos- los curiosos. Una guinda de morbo despierta la sed noticias, y el revuelo de los posibles lectores despierta a la prensa. Los políticos, al quite, arrecian en sus mutuas acusaciones. La tragedia, una vez más, solo sirve para echar leña al fuego y darle caña al mono. Mientras, el niño, la enfermera, los siguientes muertos, las auténticas víctimas, la realidad, hace tiempo que -en medio del jaleo- están olvidadas y enterradas.

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miércoles, 15 de julio de 2009

Alfonso Valdés posible autor de "El Lazarillo de Tormes"

En el año 2002, un estudio de la profesora Rosa Navarro Durán atribuye a Alfonso Valdés la autoría de la Vida de "El Lazarillo de Tormes". La crítica a la iglesia que caracteriza a la novela, desde luego, encaja a la perfección con la trayectoria del autor atribuido.

Alfonso de Valdés nació en Cuenca hacia el año 1490. Era hermano de Juan de Valdés (Erasmo los llamaba “Gemellus”), autor del “Diálogo de la lengua”. Aunque hijos de un regidor de Cuenca, algunos de sus antepasados habían sido acusados de conversos (un tío materno, capellán, había sido quemado por la inquisición).

Gracias a su amistad con el emperador Carlos V, Alfonso tuvo protección suficiente como para lanzar durisimos ataques contra el papa Clemente VII a la cabeza de una iglesia degenerada. Cuando las tropas de Carlos V saquearon Roma, Alfonso culpa al mismo Papa:

(El Saco de Roma fue)“...por manifiesto juicio de Dios para castigar aquella ciudad, donde con grande ignominia de la religión cristiana reinaban todos los vicios que la malicia de los hombres podía inventar” …Su oficio (el del papa) era rogar a Dios por su pueblo, y él andaba procurando de destruirlo. Decís que su oficio era imitar a Jesucristo, y él en todo trabajaba de selle contrario. Jesucristo fue pobre y humilde, y él, por acrecentar no sé qué señorío temporal, ponía toda la cristiandad en guerra… Aquel vender de oficios, de beneficios, de bulas, de indulgencias, de dispensaciones, tan sin vergüenza,… Empeñó el Papa ciertos apóstoles que había de oro, y después hizo una imposición que se pagase en la expedición de las Bulas…No sé cómo no tenían vergüenza de hacer cosas tan feas y perjudiciales a su dignidad…viendo Dios que ni aprovechaban los profetas, ni los evangelistas…buscó nuevas maneras para…que hiciesen lo que eran obligados. Y…envió en nuestros días aquel excelente varón Erasmo Roterodamo ... descubriendo los vicios y engaños de la corte romana, y en general de todos los eclesiásticos…. Y como esto ninguna cosa os aprovechase, … quiso Dios probar a convertirlos por otra manera y permitió que se levantase aquel fray Martin Luter, el cual no solamente les perdiese la vergüenza …Veo, por una parte, que Cristo loa la pobreza … con perfectísimo ejemplo, … y por otra, veo que de la mayor parte de sus ministros ninguna cosa sancta ni profana podemos alcanzar sino por dineros. Al baptismo, dineros; a la confirmación, dineros; al matrimonio, dineros; a las sacras órdenes, dineros; para confesar, dineros; para comulgar, dineros. No os darán la estrema unción sino por dineros, no tañerán campanas sino por dineros, no os enterrarán en la iglesia sino por dineros, no oiréis misa en tiempo de entredicho sino por dineros; de manera que parece estar el paraíso cerrado a los que no tienen dineros. ¿Qué es esto, que el rico se entierra en la iglesia y el pobre en el cimenterio? ¿Quel rico entre en la iglesia en tiempo de entredicho y al pobre den con la puerta en los ojos? ¿Que por los ricos hagan oraciones públicas y por los pobres ni por pensamiento? ¿Jesucristo quiso que su Iglesia fuese más parcial a los ricos que no a los pobres?." (“Diálogo de las cosas acaecidas en Roma” )

Ante tan graves acusaciones, el nuncio papal en Madrid le denunció ante la Inquisición. Aunque pudo salvarse por la protección imperial, a lo largo de su vida y por causa de sus públicas opiniones, sería excomulgado varias veces. No obstante, durante la dieta de Augsburgo entre el papa y Lutero, actuó como intermediador.

Pío Baroja contra la España profunda

Machado habló de "las dos Españas" y, aún hoy, esas dos Españas se disputan el significado de sus palabras. En realidad, ambas eran una sola: una España profunda, atrasada, inculta y trágica. La descripción de Labraz es muy gráfica:

"Como la gente del pueblo no leía ni pensaba, todas sus energías eran únicamente vegetativas. La única ocupación moral que tenían era el denunciarse y el armar pleitos. Los instintos brutales a medias contenidos por el miedo al infierno, a medias irritados por el resquicio que la hipocresía deja a todos los vicios, habían hecho a todos los habitantes de Labraz de una inaudita ferocidad.

Durante las fiestas, esta ferocidad se desbordaba en las corridas de toros; Labraz podía eclipsar a todos los pueblos más salvajes, a todos los pueblos de España en donde las corridas toman el aspecto más cobarde y más abyecto. Los mozos, esporitos y patanes, se ponían en las vallas y, al pasar el toro junto a ellos le hundían pinchos, le pegaban en el hocico, le saltaban un ojo, si podían, y, al último, cuando echaban un toro viejo o una vaca, después de torearla, se echaban todos sobre ella, la sujetaban y le iban dando navajadas hasta convertirla en una piltrafa. Luego se bailaba la jota, la estupidez y salvajismo hechos canto; se bebía mucho y se rezaba en casa.

...

En otro punto de la obra, describe a "un cura, que a su aspecto cerril unía el de llevar la sotana llena de lamparones y el sombrero de mugre.

De esta especie (“Clericus catolicus hispanicus”) era el abad un magnífico ejemplar; pero como en esta especie se cuentas muchos tipos, hay que advertir que el suyo era el manducatoris o digestivus.

El hombre parecía que tenía empeño decidido en ir siempre sucio; sus manteos y sus sotanas eran un mapamundi, en el que las islas se convertían en archipiélagos, y los archipiélagos en continentes; su teja, grandísima, más que de seda sobre fieltro, era de mugre sobre grasas; ni aunque fuese la teja con que Job se rascaba la sarna, hubiese estado más sucia; pero aún tenía un bonete que daba quince y raya a su canoa.

Tenía el abad una descomunal estatura; el abdomen abultado, las piernas delgadas, las manos grandes y fuertes, los pies enormes, juanetudos, planos, que salían por debajo de los hábitos como dos gabarras.

Sus ojos, apagados y a medio cerrar por los párpados caídos, estaban a flor de carne, como sujetos a la piel; la nariz, larga, era, además, gruesa y rojiza; la cara, estrecha; la mandíbula, prominente, y los dientes grandes y amarillos, de caballo viejo. El buen pater tenía asco al agua; se afeitaba de tarde en tarde y no se lavaba nunca, para no perder el tiempo.

A pesar de que su cerebro estaba turbado por el nitrógeno de una alimentación tan suculenta, y de que su cabeza estaba tan vacía como su estómago lleno, era un predicador que tenía sus exitos. Su oratoria estaba al alcance de las inteligencias más romas y de los oídos más duros, porque si su cerebro no era el de un san Agustín ni el de un Orígenes, en cambio, la garganta podía apostar con todos los padres de la Iglesia: se pasaba tres o cuatro horas seguidas vociferando, dando gritos y alaridos; sobre todo, insultando a liberales y a masones."


(Frases entresacadas de "El Mayorazgo de Labraz")

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martes, 14 de julio de 2009

Armenia (Apuntes a partir de "El Imperio" de Kapucinski)

Armenia (Hayastán)

Armenia es un pequeño país colgado entre las cumbres del Cáucaso y mirando hacia el desierto sirio. Históricamente ha estado rodeado por imperios mucho más poderosos: Persia, Turkía, Rusia. etc. Una de las peculiaridades y origen del drama de este país es su origen cristiano; de hecho, fue una de las primeras zonas del mundo que fueron cristianizadas.

Durante el Concilio de Calcedonia (siglo V), algunas iglesias orientales se negaron a aceptar la idea excesivamente “progresista” de que Cristo pudiera ser “Hombre” además de Dios. Escandalizados, los jerarcas de la iglesia siríana, asíria, copta, armenia, y otros, rompieron con el papa de Roma.

Para conservar su identidad nacional, el pueblo armenio, mucho más débil que sus vecinos, se vio obligado a replegarse hacia el interior de la región, ocultando su herencia cultural en numerosos monasterios diseminados por las montañas. El recurso con el que contaban para preservar y transmitir su identidad fueron los libros. En épocas de crisis, durante las persecuciones y matanzas que históricamente ha sufrido el pueblo armenio, los libros se convirtieron en los depositarios de la esencia nacional y a lo largo de siglos y siglos de tarea callada y metódica, en cada monasterio, los monjes se dedicaron a copiar cada libro que llegaba a sus manos, traduciendo a su propia lengua toda la herencia cultural griega y romana de la que se sentían hijos. En el siglo VI ya habían traducido todo Aristóteles, y en el siglo X a todos los filósofos griegos y romanos. Hoy aún se conservan 25.000 manuscritos gracias a los cuales se han salvado obras universales.

Fruto de su numantina lucha por la supervivencia, una lucha en la que era necesario conjugar todas las esencias étnicas, territoriales, religiosas, etc., Armenia, hoy, es uno de los pocos países que ostenta la religión cristiana como religión de estado.

La capital, Yerevan, se sitúa a los pies del monte Ararat de 5.265 metros. Su nombre, proviene de la palabra Armenia "Ara" (Vida o creación), y es que los armenios se suponen a sí mismos como el primer pueblo que habitó la tierra tras el diluvio universal. Tradicionalmente se dice que en ese monte tocó tierra por primera vez el arca de Noé: en Echmiadzin, sede del Catolicós de todas las armenias, se guarda un fragmento de madera ya petrificada procedente del arca. Según cuenta la tradición, el pueblo armenio procede de Hayk, hijo de Torgom, Bisnieto de Jafet, que fue hijo de Noé. Mientras que sus rivales originales, medos e hititas desaparecieron, los armenios permanecieron con una lengua propia (de origen indoeuropeo) parecida al persa y un alfabeto propio creado por el sabio Mesrop Mashots en el 405. Armenia es mencionada desde tiempos de los antiguos persas, y en relatos de Heródoto y Estrabón. En su momento de máxima extensión con Tigranes II el Grande, Armenia abarcaba desde el Caspio hasta la mitad de Turkía, parte del cáucaso, Siria y parte de Irán. Tras su dominio por romanos bizantinos y árabes, Armenia resucitó en el siglo X para ser de nuevo conquistada por los selyúcidas y más tarde por otomanos, rusos y soviéticos. Con la desmembración de la Unión Soviética, la parte de Armenia que permanecía en ese territorio, logró su independencia, aunque se trata solo de un pequeño fragmento de un territorio que abarcaría zonas de Turkía, Azerbaiyan, Georgia, Irán, etc. Hoy, los 3.500.000 habitantes de Armenia son sólo la mitad de los armenios que hay en el mundo.

En 1991 Nagorno Karabaj, región montañosa al oeste de Azerbaiyan con 190.000 habitantes, el 80 % armenios, declaró su independencia. Armenia saltó en su ayuda y ganó una guerra que hoy ha quedado en un alto el fuego patrocinado por Moscú el año 1994. Actualmente, Nagorno Karabaj es un estado independiente no reconocido por nadie, ni siquiera por Armenia, pero protegido por tropas armenias que, además, ocupan lugares estratégicos externos en los que antes estuvo apostada la artillería azerí, y unido a Armenia por el corredor de Lachin. Este corredor, oficialmente dentro del territorio azerí, está recorrido por una moderna autopista de 10 millones de dólares, sufragados mediante telemaratones en Los Angeles además de otros donativos. Otro proyecto similar pretende construir la autopista Norte-Sur dentro de Nagorno Karabaj.

El monte Ararat aparece en todos los mapas, pinturas y banderas armenias; sin embargo, hoy, políticamente, pertenece a Turquía. Cada vez que miran al oeste, los armenios recuerdan la mutilación de su territorio y el genocidio de 1915 a cargo del imperio otomano. Los armenios, como los judíos, crearon su identidad actual a partir de su holocausto, más conocido entre la diáspora que dentro de la propia Armenia, ya que fue en la zona turca, no en la soviética, donde tuvo lugar. Aquella zona estaba habitada por dos millones de personas. Un millón fueron masacrados. Casi otro millón está en la diáspora por todo el mundo. En plena Primera Guerra Mundial, los turcos aliados de Alemania estaban a punto de ser invadidos por Rusia a la vez que la flota aliada bombardeaba los Dardanelos. En ese momento, los armenios arrecian en su rebelión y, por mano de los Hamidieh kurdos, son masacrados.

La gran fuerza de Armenia reside en su numerosa diáspora. Reforzando un cierto paralelismo con las circunstancias del pueblo judío, los armenios concitan un cierto odio entre sus vecinos, bien cimentado sobre la envidia a un grupo notablemente próspero y homogéneo: El 93% de los habitantes de Armenia son armenios, lo cual es un grado muy alto de homogeneidad, que se vio reforzado durante el colapso soviético por la huida a sus respectivas zonas de armenios y azeríes.

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Jose María Blanco White (Autobiografía, apuntes)

…mis antepasados fueron personas notables en su país...El primer despojo que sufrieron ... tuvo lugar bajo Cromwell.
Mi tatarabuelo, se vio obligado a seguir a su padre en su destierro ... Waterford ... Mi abuelo se estableció en Sevilla y sus negocios prosperaron, logrando del Rey patente de hidalguía a perpetuidad ... Mi familia era como una pequeña colonia irlandesa que conservaba la lengua y muchas de las costumbres y aficiones que su fundador trajo a España. El negocio de mi padre, que consistía en la exportación a Inglaterra de productos del país tales como frutas y lana ... Mi aprendizaje fue severo y ... Temía extraordinariamente la llegada del domingo. En las primeras horas de la mañana ... tenía que acompañar a mi padre al convento dominico de San Pablo... Dos horas enteras pasaba en la Iglesia antes de ir a desayunar. Después de una rápida visita a casa para tomar el desayuno, volvíamos a salir, esta vez para ir a la catedral, donde había de pasar otras dos horas de pie o arrodillado. Más de una vez llegué a desmayarme exhausto ... A las doce volvíamos a la casa para almorzar a la una, después de lo cual salíamos en dirección a otra iglesia, donde pasábamos otro par de horas. Cumplidas nuestras devociones, si el tiempo lo permitía íbamos a dar un paseo que solía terminar con la visita a las salas de un abarrotado y pestilente hospital, en el que mi padre durante muchos años empleó dos o tres horas haciendo a los enfermos toda clase de servicios, sin excluir los más serviles y repugnantes ... me cuesta mucho trabajo moderarme cuando pienso en todo lo que he tenido que sufrir y soportar en nombre de la religión. Para mí, religión quiere decir toda clase de actitudes malignas y absurdas que siguen degradando y afligiendo a la humanidad: su único antídoto es un cristianismo auténtico.

... El sistema de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola es una obra maestra de la máquina clerical. En los países católicos es un hecho perfectamente normal la tendencia a la histeria religiosa .... Conforme llegaban los ejercitantes en la noche en que iban a comenzar su retiro, se acercaban a besar humildemente la mano del Padre Vega, y tras unas breves palabras de saludo se dirigían a las habitaciones que les habían asignado. Estas eran capaces para dos personas y consiguientemente los ejercitantes eran distribuidos en parejas que habrían de compartir la misma habitación. Sin embargo, de acuerdo con las reglas de la casa, a los ocupantes de un mismo dormitorio, técnicamente llamados compañeros, les estaba prohibida toda conversación ... Poco después de haber ocupado sus cuartos, el sonido de una gran campana anunciaba la primera reunión en la capilla. Este lugar se encontraba casi a oscuras, y sólo una linterna abierta por un lado iluminaba débilmente un Cristo agonizante de tamaño natural, con ojos de cristal y el cuerpo pintado de colores vivos mostrando la carne manchada de sangre.

Cuando los asistentes habían tomado asiento uno de los sacerdotes leía durante media hora, en medio de un profundo silencio, el tema de la meditación. Al final todos se arrodillaban para meditar durante otra media hora sobre lo leído. Consciente, sin embargo de que muchos de sus pacientes espirituales se perderían en divagaciones si no se les echaba una mano, el Padre Vega los estimulaba con lo que en el lenguaje de las prácticas ascéticas se llaman jaculatorias. Era algo así como si sus pensamientos crecieran tanto y se hicieran tan vehementes que no pudieran ser contenidos por más tiempo en su pecho y no tuvieran mas remedio que reventar en contra de su voluntad. Al principio las jaculatorias eran cortas y espaciadas, pero poco a poco se iban haciendo más frecuentes y largas, hasta que cerca del final de la meditación se habían convertido en gritos de agonizante acompañados de fuertes golpes en el pecho, a los que se unían los asistentes según se sentían movidos, muchos de los cuales repetían las mismas palabras del director y pedían a voz en grito el perdón de Dios.

Crónica de una muerte anunciada (Gabriel García Márquez)

Gabriel García Márquez ha sabido acercarnos al mundo profundo y rico de la Colombia popular, negra, india, española y profundamente herida por la desigualdad social. La gran virtud del premio Nobel es haber sabido recoger esa realidad, volcándola en una narración dotada de gran belleza formal y profunda significación. Una narración que nos sumerge entre las vaharadas bochornosas de los pantanos y nos transporta hacia un mundo lejano y exótico pero que, sin embargo, palpita con significados muy cercanos a nosotros.

Santiago Nasar no se vistió como cada lunes para marchar a su hacienda de ganado, sino que volvió a ponerse nuevamente la ropa de la fiesta pues, después de la boda del día anterior, todo el pueblo esperaba la visita del obispo. Cuando fue a tomarse una aspirina junto al dormitorio de su madre, le contó el sueño de los árboles, aunque esta vez, ella no supo interpretarlo. Después entró en la cocina donde las criadas -madre e hija-, que preparaban la comida, le sirvieron una taza de café “La cocina enorme, con el cuchicheo de la lumbre y las gallinas dormidas en las perchas, tenía una respiración sigilosa.” Victoria Guzmán, la madre, había sido amante del padre de Santiago, -Ibrahim Nasar- hasta que él se cansó de ella y se la llevó de criada. La hija de Victoria, “Divina flor” llevaba el nombre del tesoro perdido para siempre por culpa del cruel engaño, aunque “se sabía”, sin embargo, destinada a la cama furtiva de Santiago Nasar. Ambas sabían ya que lo iban a matar pero callaron. Victoria “tenía tantas rabias atrasadas” que, a pesar de los ascos expresados por Santiago, siguieron arrojando a los perros las vísceras de los conejos que, con saña, iban descuartizando. Al devolver su taza, Santiago aprovechó para agarrar por las muñecas a la adolescente: “Ya estás en tiempo de desbrabar”... Victoria Guzmán blandió el cuchillo ensangrentado. Como confesaría la hija una vez desaparecida su madre, esta, en el fondo, deseaba que le mataran.

Cuando sonó el buque del obispo, Santiago Nasar se apresuró a salir y la niña, solícita, se apresuró a abrirle la puerta. Precisamente por entretenerse manoseandola, Santiago no vio un papel en el que le prevenían de su muerte. A pesar de todo el obispo no paró: “De sotana blanca con su séquito de españoles… empezó a hacer la señal de la cruz en el aire frente a la muchedumbre y, después siguió haciéndola de memoria, sin malicia ni inspiración, hasta que el buque se perdió de vista y sólo quedó el alboroto de los gallos”. El obispo, con su visita, podría haber interferido el devenir de la tragedia; sin embargo, también él, representante de la iglesia y de los sagrado, tuvo que someterse a lo inexorable del destino.

La familia de Santiago Nasar siempre entraba y salía por el lado de atrás de la casa: el que daba a la cocina, las caballerizas y el muelle. Solo en ocasiones festivas, usaban la puerta principal. Aquel día era fiesta y por eso, para matarle, fueron a esperarle a la puerta correcta. La versión popular, sin embargo, aquí, ya empieza a diferir de los hechos: los hermanos Vicario no querían matar a Santiago Nasar y, por eso, quisieron equivocarse yendo a esperarle al lugar equivocado. Sólo la mala fortuna hizo que le encontraran y tuvieran que matarle; pero eso ya no era responsabilidad de ellos. Cuando el destino juega sus cartas con tal fuerza, todos, el pueblo entero, individual y colectivamente, los que por acción u omisión fueron encarrilando los hechos hacia la tragedia, hasta los propios asesinos, se convierten en víctimas. La versión del pueblo exculpa al pueblo. Cuando los asesinos, perseguidos, se entregaron para refugiarse en la casa del cura, éste recordó el acto como de una gran dignidad: “Lo matamos a conciencia –dijo Pedro Vicario-, pero somos inocentes”. En realidad, solamente el parentesco fue la causa de que tuvieran que actuar como verdugos, y el pueblo se lo perdonó desde el primer momento: “hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, pero no lo consiguieron”.

Bayardo era culto, rico y con un físico privilegiado, había llegado seis meses antes, para buscar con quién casarse. La elegida resultó ser Ángela Vicario. También culta y educada, tenía otros hermanos y otras hermanas; “cualquier hombre será feliz con ellas, porque han sido criadas para sufrir”. Aunque la novia quiso resistirse, sus padres sentenciaron diciendo que “una familia dignificada por la modestia no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino”. La boda, fastuosa, terminó cuando el marido descubrió que Ángela no era virgen, la golpeó y la devolvió a la casa de sus padres. Después de volver a golpear a su hija, la madre mandó llamar a los gemelos y entre todos, la obligaron confesar el nombre del culpable. “Ella buscó el nombre entre las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared...”. Nadie puso en duda la existencia de culpabilidad y de deshonor. La sociedad necesita certezas absolutas sobre aquellos aspectos esenciales sobre los que se sostiene: en temas de hacienda y honor, no caben los accidentes, ni las casualidades, ni los matices: si la novia no era virgen era por que antes había habido un hombre. El acusado ya había abusado de otras mujeres; sin embargo, ninguna de ellas había contado con la defensa de los hombres de su familia, quizá porque el propio Santiago Nasar con buena posición social, era prácticamente intocable. Ahora, sin embargo, esas mismas reglas se volvían contra él: Bayardo San Román, era hijo del General Petronio San Román. El abogado sustentó la tesis de “homicidio en legítima defensa del honor”, y es que el honor, dadas las circunstancias, tenía un precio mucho mayor. Una boda tan importante como aquella no podía echarse a perder sin un gran cataclismo. Alguien tendría que pagar el precio de tanta decepción.

Parece ser que la historia ocurrió realmente: un asesinato por honor en un pueblo pequeño y perdido frente a la costa del Caribe. La historia, es una historia repetida mil y una veces en los mil y un espejos de cada una de las bocas que contaron y recontaron lo que habían visto o lo que habían oído. En ese fluir narrativo, complejo, mil veces corregido, mil veces estructurado y moldeado, la historia se va afinando, se va haciendo coherente. Con el tiempo, los mil retazos van confluyendo en una historia colectiva, consensuada que, verdadera o no, se abre camino entre la realidad convirtiéndose en la realidad misma.

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El alquimista impaciente (Lorenzo Silva)

El verdadero arte de la alquimia no consiste en la mera transmutación de la materia. El objetivo último de todo alquimista es la transformación de su propia esencia. Es por ello por lo que la simple fabricación de oro a partir de sustancias inferiores, tan sólo sería un arte menor, y así lo advierte el propio rey sabio Alfonso X en “El arte de de la Alquimia”, en donde sentencia que, en toda mezcla, el metal noble siempre sale empeorado.

La novela, sin embargo, no tiene lugar en la Edad Media: “El alquimista impaciente”, Trinidad Soler, es ingeniero de una central nuclear y, como tal, también se dedica a transmutar materia, no para obtener oro, sino para producir energía. Su vida, ajena a todo romanticismo, transcurre lejos del brillo de los metales preciosos e ignorante de cualquier gloria moral o filosófica. Quizá por ello, busca una alternativa: a partir de Rodrigo Egea, primo de su mujer Blanca, entra en negocios con un magnate de la empresa y de los medios de comunicación: León Zaldívar. Sin que Blanca quiera enterarse mucho de los asuntos de su marido, Trinidad participa en la construcción de carreteras, polígonos industriales, chaléts, etc. Según sus compañeros de trabajo, su nivel de vida no está por encima de sus posibilidades como técnico a sueldo de la central: Trinidad Soler no acaba de encajar en el perfil de empresario ostentoso y derrochador y, frente a los “tiburones” con lo que trabaja, aún conserva cierto aire de integridad personal; tanto es así que el propio Zaldívar, quizá para adornar su conciencia, lo emplea como consejero moral y filosófico: en la cima de su éxito, Tinidad ha logrado conjugar el brillo del oro y el de la honradez; sin embargo, ambas esencias no se fusionan de la manera esperada y, la mezcla, poco a poco, transmuta hacia la degradación.

El grupo Zaldívar, Egea, y… ¿Trinidad?, deciden eliminar a un competidor, un tal Ochaíta. El asesinato se lleva a cabo exponiéndole a material radiactivo extraído de la central nuclear. El arma del delito, además de ser difícilmente identificable, sería inmediatamente repuesto en su lugar sin que nadie lo echara en falta. El odio que suscita Ochaita, sin embargo, la necesidad de matarlo, no queda suficientemente explicado en la novela. Aunque en varios pasajes se alude a la impunidad como móvil fundamental de la acción, Ochaita no era un enemigo con entidad suficiente como para necesitar eliminarlo.

De manera inexplicable, Trinidad muere en un motel mientras mantenía relaciones sexuales con una prostituta rusa de alto estanding. Para eliminar pruebas, Zaldívar decide matar también a la chica y deshacerse del cuerpo: nuevamente, cree que le ampara la impunidad: la chica es extranjera, sin papeles, y presumiblemente con pocos conocidos.

Los asesinatos resultan aparentemente perfectos; sin embargo, dos hechos casuales bien relacionados por la Guardia Civil, conducen a su resolución: en primer lugar, un amigo de la chica denuncia su desaparición. En segundo lugar, un cadáver descubierto a kilómetros de distancia, irreconocible, aparentemente imposible de relacionar con el caso, porta el hilo de la trama: un sutil hilo de color rojo bordado en su ropa interior y gracias al cual el denunciante identifica a su amiga. Para rematar el caso, el mismo denunciante identifica también a alguno de sus clientes: el clan de Zaldívares directamente acusado. El caso queda resuelto.

En la obra quedan por aclarar muchas cosas, suficientes quizá para complicar la trama en una segunda parte. No obstante, la adecuada dosificación de los datos, el desarrollo de los acontecimientos, y la actualidad mediática de la temática (muerte por exposición a material radiactivo, tramas inmobiliarias, fraude fiscal, tramas extranjeras de prostitución, etc.) conforman una novela que se lee con agrado.

La trama se desarrolla en torno a los verdaderos protagonistas de la historia, una pareja de Guardias Civiles, hombre y mujer, suficientemente descritos como profesionales impecables desde el punto de vista técnico y ético al servicio de la ley, pero capaces de ofrecer también un perfil humano, con contradicciones, debilidades e historias personales.

Lorenzo Silva

Lorenzo Silva nació en 1966 en un edificio hoy demolido del Hospital Militar Gómez Ulla. Vivió en Carabanchel, Cuatro Vientos y Getafe. Estudió derecho en la Complutense y siempre trabajó como abogado; a veces, también como auditor de cuentas y asesor fiscal para una multinacional. Su carrera literaria ha producido 19 novelas y, con menor fortuna, algo de teatro y poesía, además de ensayo y libros de viajes. Sus obras más importantes han sido traducidas al ruso, francés, alemán y otros idiomas, destacando títulos como “la Flaqueza del bolchevique”, “algún día cuando pueda llevarte a Varsovia”, etc, alguno de ellos llevado a la gran pantalla… Ha recibido varios premios nacionales, realiza colaboraciones periodísticas y radiofónicas, imparte conferencias de tipo literario y jurídico, y dirige un taller literario para jóvenes en Getafe.

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La Vida Nueva (Orham Pamuk).

Este libro llegó a aburrirme en algún momento; sin embargo, según va pasando el tiempo, su recuerdo no solo no desaparece sino que crece. Especialmente algunas páginas, son impresionantes. Ahora sí me atrevo a recomendarlo.

“Un día leí un libro y toda mi vida cambió… En la luz que el libro proyectaba en mi cara, veía habitaciones decadentes, vi autobuses enloquecidos, gente cansada, letras pálidas, ciudades perdidas y vidas y fantasmas. Había un viaje, siempre, todo era un viaje. Y vi una mirada que me seguía… una mirada dulce, limpia de culpa y pecado, mucho tiempo atrás... pero tenía miedo…porque había oído lo que les había ocurrido a otros como yo, que habían perdido el rumbo… después de leer un libro…. Sabía de otros que después de leer algún libro como El Islam y la Nueva Moral o La Traición de la Occidentalización, habían pasado en una noche del bar a la mezquita y habían comenzado a esperar pacientemente sobre alfombras frías como el hielo y entre el olor a agua de rosas la muerte que habría de llegarles cincuenta años después. Luego conocí a otros que se habían dejado seducir por libros como La Libertad De Amar, o Me he Descubierto A Mí Mismo…. También ellos proclamaban…Este libro cambió mi vida…” sin embargo, “… si lo que decía el libro era cierto, si la vida era tal y como había leído en sus páginas, si un mundo así era posible, ¿por qué entonces todo el mundo seguía yendo a la mezquita, parloteando y dormitando en los cafés y sentándose cada tarde a esas horas frente a la televisión a punto de reventar de aburrimiento?

El libro, cualquier libro, como cualquier otro objeto portador de significado, como pueda serlo una película, una poesía, un paisaje o una persona amada, tiene una capacidad de seducción que, en ocasiones, puede llegar a ser muy poderosa. El alma, siempre insatisfecha, sedienta, necesita promesas de felicidad. De igual manera que la necesidad de alimento es capaz de generar sueños de felicidad intensa en torno a una satisfacción meramente primaria, el hambre de amor, de trascendencia, puede generar ensoñaciones sobre el hallazgo de una clave definitiva o de un significado suficiente.

Todo el libro flota en medio de una nebulosa imprecisa, vaga, deliberadamente confusa, llena de metáforas, alusiones indirectas, sugerencias y, todo ello, en el contexto de un conflicto específicamente turco: la tensión experimentada por un país orgulloso de su historia y de su carácter y que, sin embargo, se ve amenazado por el choque frontal entre islamismo y occidentalización.

Osmán, cae en la trampa. Una bella muchacha compañera universidad, de manera disimulada, pone a su alcance un libro misterioso. Seducido por la belleza de la chica, Osman logra hacerse con el libro y se emborracha con la promesa que se formula en el libro: la promesa de “Una Vida Nueva” (junto a su amor). El amor por la muchacha, fundido con la promesa de una significación trascendente sobre la vida y sobre la muerte, transtornan al protagonista que promete arriesgar hasta su vida por encontrar el país, la gente y las calles que se describen en el libro. La tragedia de la historia es que Canan, "ella", está enamorada de otra persona: Mehmet también se había creído las promesas del libro; había buscado por todo el país, pero al final se desengañó: no sólo no existía ese paraíso, sino que era aún peor; la muerte amenazaba a quienes lo buscaban como, de hecho ocurre con el propio Mehmet: Osman es testigo de cómo intentan asesinarle pero, cuando quiere reaccionar, Mehmet ha desaparecido. Canan abandonando a su familia y sus estudios, parte en su búsqueda. Osman, ante la marcha de Canan, parte, a su vez a la búsqueda de ella.

Los viajes carecen de dirección determinada siendo el azar el que, en cada momento, señala un destino u otro. En uno de ellos, el autocar en que viaja sufre un grave accidente. Osmán, herido leve, observa con placer no oculto la plenitud de un momento que describe de manera impresionante:

“… ese instante feliz e incomparable es una gracia que Dios nos concede raras veces en la vida...Los infelices supervivientes y los que poco después ya no sobrevirían salían por la puerta de atrás con el cuidado de los que pisan la superficie de un nuevo planeta…me habría gustado explicarles el secreto de ese tiempo inigualable y perfecto a ese vendedor de seguros tan hábil que ahora contaba las estrellas, a la muchacha hechizada cuya madre imploraba al conductor muerto, a los hombres bigotudos que, a pesar de no conocerse, se daban la mano balanceando ligeramente los brazos como enamorados a primera vista y bailaban la danza de la existencia. Me habría gustado decirles que ese instante feliz e incomparable es una gracia que Dios nos concede raras veces en la vida … explicarles que cuando apareces por única vez en la vida, angel mío, es en esa hora prodigiosa…¿Quién nos ha concedido esa plenitud, esa totalidad, esa perfección, madre e hijo que os abrazáis libremente con todas vuestras fuerzas por primera vez en la vida como si fuerais amantes sin inhibiciones, mujer coqueta que descubre que la sangre es más roja que el ´lápiz de labios y la muerte más compasiva que la vida, niña afortunada que contemplas las estrellas con la muñeca en brazos plantada junto al cadáver de tu padre?...”

Su vecino de asiento, muerto, lleva consigo una gran cantidad de dinero ganado en las peleas de gallos. Osman lo toma junto con el libro de familia. En el hotel donde se aloja, recibe una misteriosa visita de alguien que huele a jabón OPA. En cuanto se recupera, Osman reinicia su ciego periplo hasta que, nuevamente, en otro de los viajes, tiene lugar un nuevo accidente menos grave que le acerca al “…único secreto común de la existencia, el amor, la vida y el tiempo… la fortuna… es el consuelo de los que no saben de estadísticas y probabilidades…”. Sus viajes le llevan, infelizmente tras un fantasma de amor y felicidad, pero, a la vez, Osman, se da cuenta de que tampoco disfruta de la felicidad que dejó atrás: los caramelos Vida Nueva que gustaban a su tío Rifki, el té que le hacía su madre, el perfume de lavanda de Canan. La vida del protagonista se convierte en un itinerario ciego en el que los accidentes marcan hitos de una “geometría oculta”, de un significado por desvelar. En la siguiente ocasión, Osman observa el escenario de un accidente más: “todavía flotaba en el aire esa magia que hace que la vida sea digna de ser vivida y que la dota de sentido … sentí el agradable aroma de la nueva vida y de la muerte…Estoy buscando el umbral de una vida nueva que aparecerá entre cristales rotos y gotas de sangre y muertos”. Nuevamente toma el dinero de uno de los cadáveres cuando, de repente, se encuentra con Canan, levemente herida; ya continúan el viaje juntos.

Canan habla de un Mehemet enigmático a quien el libro alejó de su antigua vida lanzándole a una vida nueva en la que solo encuentra el horror: “por allí, por la penumbra de aquél país que iluminaba el libro, erraban como espectros descorazonados la muerte, el amor y el horror disfrazados de hombres desesperados, con el arma a la cintura, la cara inexpresiva y el corazón roto…”. La lectura del libro, como el fruto prohibido, roba su inocencia a los hombres y los arroja al horror de una vida nueva.

Canan confirma a Osman cómo un pistolero quiso acabar con Mehmet y cómo, al segundo día en el hospital, Mehmet se había escapado. El libro había sido escrito por Rifki, tío de Osmán, pero no había gustado a algunas personas y tuvo que renegar de él. A pesar de todo al final, Rifki muere asesinado. La trama compleja, sitúa en el centro de todo a una Turquía aprisionada entre un oriente que presiona mediante el islamismo y un occidente que presiona mediante su tecnología.

La búsqueda de Mehmet es una búsqueda a ciegas con viajes interminables en autobús a lo largo de peligrosas carreteras en las que, con frecuencia, tienen lugar terribles accidentes. El accidente se convierte dentro del libro en un símbolo complejo: es un punto de partida, un inicio, y por tanto, también un final de todo lo anterior. El accidente representa el cambio, la evolución. En el accidente, aparece “el ángel” y el significado de la vida; el principio de algo; la vuelta a casa. El momento de transición que se produce, muestra la esencia de la paz, del tiempo y de la muerte. “El libro” describe un país al que los protagonistas desean ir y que buscan viajando en autobús de ciudad en ciudad, sin saber muy bien qué dirección tomar, buscando, quizá el accidente mismo; el final y el principio de algo nuevo: ¿la muerte quizás? (La vida nueva y la muerte, se dice en el libro, tienen el mismo aroma). Una chica agonizante cuenta a Canan el secreto del país de la vida nueva: “Sonríeme para que pueda ver, aunque solo sea una vez, la luz de ese mundo en tu cara. Recuérdame el calor del horno al que iba para comprar bollos los fríos días de invierno cuando volvía de la escuela con la cartera en la mano, recuérdame la alegría con que los días calurosos de verano me lanzaba al mar desde el embarcadero, recuérdame el primer beso, el primer abrazo, el nogal hasta cuya copa trepaba yo sola… la noche que me embriagué de felicidad… ayúdame para que pueda enfrentarme con alegría al hecho de que me voy yendo cada vez que respiro…” el momento inigualable que prometía el libro era este: Un tiempo de transición entre dos universos. Sin estar aquí ni allí.

La muchacha a punto de morir, aún tiene fuerzas para contar su historia: su amante, decepcionado tras perseguir la felicidad prometida en el libro, decide vengarse de él. Ella intenta calmarle diciendo que “lo importante es lo que la gente ve cuando lee… pero le había prendido el fuego de la venganza”. La lucha contra “el libro”, contra las civilizaciones extranjeras, contra todo lo que “nos destruye”, contra los nuevos productos que nos llegan de Occidente ya ha comenzado y está organizada por el Doctor Delicado: la reunión contra el libro se celebrará en Güdul; alguien debe ir allí y detener la traición a los libros. Osmán y Canan adoptan la identidades de la pareja muerta en el accidente y parten hacia la reunión. En la ciudad algunos carteles anuncian cursos de Corán para niños. Otros, circuncisión “A mano, no con laser”. En aquella reunión, los “concesionarios” mostraban sus inventos específicamente turcos, mientras en el aire flotaba un leve aroma a jabón de afeitar OPA. Uno de los inventos, “un reloj…daba una solución definitiva, económica y moderna a todo el problema de los alminares, los almuédanos, los altavoces y la Occidentalización-Islamización…A las horas de la oración aparecía…un minúsculo imán que decía tres veces ‘Dios es grande’, a las horas en punto aparecía…un pequeño caballero de juguete, con corbata y sin bigote, que proclamaba ‘Dichoso aquel que puede decir soy turco…”. Los agentes de la revolución contra el libro tienen la necesidad de controlar el tiempo. Un invento en particular, era capaz de retener entre espejos imágenes del momento. Un granjero había inventado un reloj que paralizaba los momentos de felicidad. La ciudad, sin embargo, parecía hostil a la reunión. El alcalde de la ciudad quería aparentar que no la aprobaba. Algunas personas les acusaban de menospreciar la civilización occidental. Un columnista se suicidó al comprender que Turquía ya no podía ser ella misma. Toda civilización se crea y se destruye. “…y cuando se hunde, agarrar un arma como un niño que no sabe perder…¿A cuantos vas a matar de todo un pueblo que está cambiando de identidad?”. Sin embargo, lo único que interesa a Osman es Canan: “En realidad, la llamada de la noche…consiste -para compensar una pulsión sexual insatisfecha- en meterse en una calle oscura como la pez, encontrar a un par de perros tan desesperados como uno mismo, aullar amargamente, insultarse, organizar los preparativos para confeccionar una bomba que haga saltar por los aires a alguien… Creo que todo ese cotilleo se llama Historia”. Rechazado por Canan, Osman se lanza también desesperado a la noche, cayendo casualmente entre un grupo que conspira contra el alcohol en torno a una botella de Raki (anisado alcohólico pero de origen turco). “No queríamos ni la vida de Estambul, ni la de Paris, ni la de Nueva York”. Curiosamente, el prefecto de la ciudad forma parte de esa misma conspiración: “Ha llegado una orden de Ankara y a ninguno de los reunidos se les tocará un pelo”. Con la excusa de aquella reunión, el prefecto había planeado provocar a los integristas islámicos mediante proclamas, y una vez descubiertos, actuar contra ellos. “Entonces veremos quien se atreve a emborronar los anuncios de jabón de los muros y los carteles con mujeres”.
“Por lo que podía entender, nosotros, los pobres perdedores en este juego de azar llamado historia, nos veríamos obligados a lanzarnos bombas durante siglos para … poder saborear cierta victoria y para creer que elevaríamos por los aires nuestras almas y nuestros cuerpos con las bombas que colocaríamos en paquetes de caramelos, volúmenes del Corán y cajas de cambios por amor a Dios, al libro, a la Historia y al mundo.”

Osman acude, citado a una determinada barbería, donde entre el olor a OPA, conoce a quien le llevará hasta el cerebro de la revuelta contra los libros y la escritura; contra el cambio: el Doctor Delicado vivía en el campo, en una mansión, rodeado felizmente por su familia. Alguien señala el parecido entre Osman y el hijo ausente del doctor, suscitando el dolor silencioso de la mujer y la ira contenida del Doctor. Una foto de Mehmet adorna la habitación: Mehmet es hijo del Doctor Delicado, y su verdadero nombre es Nahit (Venus, como la barbería en que citaron a Osman) quien, de cara a sus padres, había aparentado morir en un accidente de tráfico. Su padre no había guardado los libros que leía, pero sí los tebeos de su infancia que, casualmente eran los que había escrito Rifki el tío de Osman ferroviario y escritor. En uno de ellos “Los héroes del ferrocarril”, el autor refleja su ideario modernizador: America como Turquía en los años 30, necesitaba un tren que uniera los confines del país. Para lograrlo, era necesario derribar las barreras que suponían los grandes propietarios de tierras, algunos empresarios petroleros, etc. Rifki hace que América resulte más atractiva subrayando la “maldad” de Rusia, también enemigo de Turquía, y coloca entre el grupo de “los malos” que se oponen al progreso a las compañías de transporte por diligencia y a “religiosos que se negaban a que el tren pasara por sus tierras”.

Frente a un escenario de naturaleza e historia en la Anatolia profunda, el doctor se duele de la traición de su hijo. Una “Gran Conspiración “quería destruir a la nación y nuestra alma… quería destruir nuestra memoria”. Para evitarlo, se une a otros como él desde los Balcanes hasta Damasco. “No sólo ese libro, no sólo el libro que engañó a mi hijo. Cualquier libro que salga de una imprenta es enemigo de nuestro tiempo y de nuestra vida”.

El Doctor contrata a un grupo de espías para que le informen sobre su hijo y sobre la Gran Conspiración. Osmán tiene acceso a sus informes y, por ellos, se entera de toda la historia. Los investigadores que se distinguen por un nombre en clave (siempre la marca de un reloj) hablan de un libro: “La vida nueva”. El libro había sido escrito por Rifki el tío de Osmán. Sin embargo, al poco tiempo de su publicación es prohibido y los ejemplares van a parar a los depósitos de una policía corrupta que vuelve a revenderlos para obtener dinero. Uno de los ejemplares cayó en manos de Mehmet, quien empezó a indagar por el autor. Por fin lo encuentra y, tras una primera entrevista, Mehmet hace acopio de todos los ejemplares del libro que encuentra e intenta difundirlos. Cuando Rifki es asesinado, Mehmet, atemorizado, decide huir hasta que sus perseguidores encuentran un cadáver que suponen el suyo: el autobús en que viajaba había chocado contra un camión de tinta parado (tinta de impresión paralizada en medio de una carretera). Según supone Osmán, Nahit que salió ileso del accidente encuentra la oportunidad de despistar a sus perseguidores y cambia su documentación por la de otro viajero cuyo cadáver resulta irreconocible. Nahit se convierte en Mehmet, y con esa nueva personalidad, sigue siendo vigilado, ahora no como hijo del doctor Delicado al que se supone muerto, sino como lector del libro. Mehmet conoce a Canan con la que mantiene relaciones descritas por el espía Seiko quien describe la estrategia de la pareja para captar a Osmán: Unas simples argucias de seducción femenina, una imagen fugaz del libro saliendo y entrando de su bolso, y finalmente el regalo del libro al librero por el que Osman pasa cada día: Osmán cae en la trampa y compra el libro. Mientras Canan deja que Osmán se enamore de ella, Mehmet les vigila desde lejos. Seiko los vigila a todos.

Por los informes descubre que por el país circulan más de 100 ejemplares del libro, y que al menos 5 de sus lectores han sido asesinados.

“Para nosotros –dice el Doctor Delicado- el tic-tac del reloj…no es tanto una forma de medir el mundo, sino una voz que nos permite pasar a nuestro universo anterior… siempre fuimos los mejores clientes de los relojeros europeos. Lo único que tomamos de ellos… fueron los relojes… cuando se trata de relojes como de armas, no hay diferencia entre nacionales y extranjeros. Para nosotros hay dos formas de acercarse a Dios. Con la guerra santa por medio de las armas y con la oración por medio de los relojes".

El Doctor Delicado, confiado totalmente en Osman, le regala una pistola y, este, aprovechando un período de enfermedad de Canan, se marcha para iniciar la búsqueda de Mehmet. Lleva consigo algunos datos imprecisos extraídos de los informes del Doctor con los que consigue acercarse a algunos de los lectores del libro y también a alguno de los espías que podrían matarlos en cualquier momento. Por fín encuentra a Mehmet quien sentencia: “es inútil buscar fuera del libro y de la escritura ese país que está más allá de las palabras…” Mehmet, hace tiempo que huye del libro, de Canan, de su padre, y de los esbirros que asesinan a los lectores. Mehmet ya no cree:

“Quieres llegar al fundamento de todo, a la Causa Primera, a la raíz…quieres llegar a lo puro, a lo que no está corrupto, a lo verdadero. Pero no existe tal principio. Es inútil buscar una clave, una palabra, una raíz, un original del que todos seamos una simple copia”.

Mehmet no cree en lo que cree Canan y esa es la excusa de Osmán para matarle. Tras el asesinato, Osmán regresa a la mansión del Doctor Delicado pero ya no encuentra a Canan. Solo le queda regresar a casa con su madre.

En su casa, Osman continúa la vida de estudiante que había dejado. Ha perdido totalmente la pista de Canan, y los asesinos a sueldo del Doctor delicado, también parece que han desaparecido. La vida de Osmán se convierte en la vida convencional de cualquier hijo de familia dedicado a sus estudios. Termina la carrera, ingresa en el servicio militar, y poco después de morir su madre, se casa. Toda su vida sin embargo, gira en torno a sus recuerdos y en torno al amor hacia Canan. Por fín le llegan noticias: Canan se ha casado con uno de los lectores del libro; uno de los lectores a los que el libro no afectó como sí había ocurrido con muchos otros. Osmán continúa su vida: su trabajo, su hija… sin embargo la historia destila amargura; la amargura de una herida de amor eternamente abierta; la amargura de una vida y de un mundo sin sentido en el que aún, obcecado, pretende encontrar una “simetría invisible”, una clave que revele el sentido de tanto dolor.

Los únicos momentos de felicidad que describe Osman son momentos del pasado: momentos de la infancia y momentos de su búsqueda del amor y de la vida nueva. Aquí, el autor se pierde en nuevas claves, casualidades que Osmán obsesivamente pretende dotar de significado: La ciudad donde asesinó a Mehmet (Virambag) fue la misma ciudad cuyo nombre no podía recordar muchos años antes en una conversación con su tío. El libro va agonizando poco a poco en medio del delirio de una personalidad paranoica, fetichista, obsesiva y cruel siempre con el presente. Según se va haciendo mayor, Osmán solo es capaz de encontrar algún momento de felicidad mientras recuerda momentos de la infancia, incluso mientras recuerda con añoranza momentos de la “infelicidad” pasada junto a Canan en aquellos interminables viajes en autobús, en una permanente frustración de su amor. .

Toda la carga de deseos incumplidos y de infelicidad que atiborra nuestra vida cotidiana, nos hacen especialmente vulnerables a cualquier promesa. Sobre el paisaje reseco y sediento de nuestras frustraciones, cualquier aliento, el más mínimo ápice de esperanza, la más burda de las mentiras mínimamente maquillada, son capaces de lanzarnos hacia paraisos imaginados que pueden ser tan brutales como la compulsión de la que nacen. Da igual si la promesa viene de un libro, da igual si la promesa es una promesa de amor, o nos anuncia un paraíso futuro junto a dios, o nos recuerda un supuesto paraíso patrio arrebatado por una confabulación internacional.

Frente a la dureza de la vida cotidiana, la única escapatoria es la vida nueva. Tras años de búsqueda, Osmán, por fin, se ve iluminado por la luz de un ángel que le anuncia la ansiada nueva vida. La luz son los faros del camión contra el que chocará su autocar. La nueva vida, es la que le espera al otro lado de la muerte.

El esquema de la situación que se describe en esta parte del libro, posiblemente es el resumen de la opinión del autor sobre la situación de Turquía en la actualidad: Las autoridades han identificado al Islam radical como el peor de sus enemigos; sin embargo, el islamismo ya ha arraigado en amplias capas de la población. El único recurso que le queda a Turquía es aferrarse a su nacionalismo y a su historia. El enemigo del Islam es Occidente. El enemigo tradicional de Turquía también es Occidente; sin embargo, la revolución nacionalista de Ataturk fue profundamente occidental. El camino que ha escogido el ejército turco y que impone con una fuerte presión sobre los gobernantes, viene a ser como una tercera vía a medio camino entre occidente y el islamismo árabe. Ese camino, estrecho como el filo de una navaja, alterna –sinuoso- entre contenidos procedentes de Oriente y contenidos procedentes de Occidente. El compendio teórico de esa “tercera vía” compleja, artificial y a punto de derrumbarse a cada embate de la historia, tiene un único apoyo: el orgullo nacional. Cualquier cambio pone en peligro todo el edificio de la nación.

NOTA: El Jabón OPA es el jabón de Ataturk. Es el jabón que acabó con las barbas y creo el nacionalismo. Un nacionalismo sin barba, pero con bigote, a medio camino entre el mundo musulmán y occidente.



Turquía, a caballo entre ambos mundos, posee características propias de los dos; sin embargo, desde Ataturk, defiende una “tercera vía” que pretende ver como específicamente turca y que defiende violentamente a medida que se va viendo aprisionada en un autentico choque de placas tectónicas. La “vía” turca es islámica pero no saudí; es laica porque Ataturk abolió el califato. Es occidental porque utiliza la grafía latina, pero también es turca porque el idioma y la raza son diferentes.

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El imperio (Riszard Kapucinski)

El Imperio (Riszard Kapucinski)

El primer contacto de K. sobre lo que él denomina “El Imperio”, se retrotrae al año 1939 (en ese momento él tenía 7 años). Tras el pacto Ribbenthrop-Molótov, Polonia es repartida entre Alemania y la URSS. Minsk se ha llenado de marinos soviéticos llegados del Mar Negro donde acaban de hundir a la flota polaca. Muy pronto comienzan las deportaciones. El padre de k, maestro, regresa del frente en secreto a casa, e inmediatamente debe volver a huir. La segunda parte del relato corresponde al año 1958. K (con 26 años) Recorre en el transiberiano el trayecto Pekín Moscú, K. y realiza una descripción geográfica sobre Siberia, aunque con un trasfondo político y humano. Ya en 1967 (35 años) recorre las repúblicas soviéticas del sur, y en 1989 (57 años) vuelve a la URSS para contar la perestroika y el desmoronamiento del imperio.

Chitá Ulán-Udé Siberia. Nadie en occidente amenaza a los niños ni a los adultos con mandarlos a Groenlandia o a Canadá: “Lávate las manos porque si no, te llevarán a Canadá” en esos países nadie encadena a nadie.... En Siberia los enemigos son el frío, el hambre y la fuerza armada. En 1842 Adam Mickiewicz pronunció dos conferencias sobre el general Kopec que perdió al lado de kosciusko en Maciejowice y fue deportado en una kibitka a Kamchatka. El coche cubierto de pieles y forrado de hojalata era un ataud con un saco de paja en lugar de asientos (Kopec iba herido). Por causa de las borracheras de sus vigilantes, tuvo varios accidentes en los que murieron tres soldados, mientras otros se rompían brazos y piernas. Ni un camino: tan sólo montañas terribles y desfiladeros.
Ulan Udé – Krasnoiarsk. Los buriatos siberianos consideran sagrado todo animal blanco.
Krasnoiarsk – Novosibirsk. Los mismos macizos de bosque, las mismas espesuras y calveros, las mismas montañas de nieve esculpidas por el viento. Todo aquel que se adentra en la blanca infinitud de Siberia tiene la misma sensación: la de hundirse ne la nada; la sensación de ir desapareciendo. Paris es el centro del mundo.
Novosibirsk – Omsk. Sólo el traqueteo de las ruedas, monótono, insistente, cada vez más insoportable. E pronto, las ventanas se han cubierto de gruesas capas de nieve y el aullar del viento penetra pro todos los rincones del tren.
Omsk – Cheliabinsk. Sexto o séptimo día de vieja desde Pekín. En espacios inmensos y monótonos, la medida del tiempo se diluye...como en los cuadros de Dalí. Sólo muy de cuando en cuando aparece el sol. La mayor parte del tiempo, el viaje transcurre en la oscuridad y ni siquiera durante el día se ve mucho más que las extensiones de nieve. En el tren no hay manera de hablar con nadie. Si hay algo en el genio del pueblo ruso, ese algo se expresa en la expresión “Así es la vida”. Aquí, el extranjero suscita curiosidad, pero sobre todo miedo. Por contacto con extranjeros, Stalin mandaba fusilar. Un extranjero es un saboteador, un espía, ¿Por qué mira tanto por la ventanilla? ¿qué pretende ver? ¡no verá nada! El trayecto del transiberiano ha sido despejado de todo aquello que podría interesar a un espía. Parece que el tren corra por un tunel de hule; no se ven sino paredes: el muro de la noche, el muro de la nieve. ¿Y por que intenta hablar con la gente? ¿Por qué hace tantas preguntas? ¿Ha tomado notas? ¿qué apuntaba? ¿Todo? ¿Y dónde guardaba esas notas? ¿las lleva encima todo el tiempo? Mal asunto.
Cheliabinsk – Kazán. Me aproximo cada vez más a la vieja Rusia. Leí un libro de Berdialiev en el que este analizaba la influencia de las ilimitadas extensiones del imperio sobre el alma rusa. Para poder dominarlas, dice el autor, se tuvo que crear un estado igualmente ilimitado. Y todas las energías, las gasta el estado en la mera manutención sin que quede nada más para la organización, la economía,....todo se deslavaza, se diluye en la inmensidad.

Georgia. En el seminario de Tbilisi estudió Stalin. Los iconos georgianos son mucho más antiguos que los rusos. La iglesia de Sveti Tsjoveli es el monumento del siglo XI mejor conservado del mundo. El emperador mando cortar el brazo de su arquitecto para que no construyera nada mejor. En él, celebra sus oficios divinos el cabeza de la iglesia georgiana, el Católicos de todas la Georgias, Yefrem II. Vardzia es una ciudad excavada en las rocas. Kapucinski compara el trabajo de su construcción con el de las pirámides de Egipto. Niko Pirosmanishvili fue un pintor Taif que pintaba sobre todo en negro (la pintura se la daban los fabricantes de ataúdes. Son famosos los viñedos georgianos, y su coñac: “Los barriles tienen que ser de roble. El secreto del coñac se esconde en los nudos de la madera. Mientras crece, el roble acumula sol. El sol penetra y se posa en los nudos, como el ambar se posa en el fondo del mar. Es un proceso que dura decenas de años. Un arbol joven no daría bien coñac. El roble crece. Su tronco empieza a platear. El roble se robustece; su madera cobra fuerza, color y olor. No todo el roble dará buen coñac. El mejor, lo dan los árboles solitarios que crecen en lugares apartados y en suelo seco. Son los que ha acumulado mucho sol. En un roble de estas características hay tanto sol cuanta miel hay en un panal...”en la actualidad, el vino se fabrica con barriles de robles que crecieron durante la revolución francesa.El vino gusta de la humedad, el coñac necesita el ambiente seco
Armenia. Los jakchars (cruces de piedra) se encuentran pro toda Armenia, porque han sido el símbolo de la existencia de aquel pueblo. Los pataraks son antiguos salmos armenios, arrebatadores, bellísimos; pueden escucharse en Echmiadzin que es el aticano de la Iglesia Armenia. Kp,otás es para los armenios como chopin para los polacos. En 1915 empezó en Turkía el exterminio de los armenios que, hasta hitler fuel el mayor genocidio de la historia: fueron pasados a cuchillo 1,5 millones de ellos. Unos soldados turkos subieron a Komitás a lo alto de una roca para arrojarlo, aunque en el último momento, la hija del sultán, alumna suya lo salvo. Sin embargo, Komitás ya había visto el abismo y ya había enloquecido: no volvió a hablar. Solo miraba, en silencio, hasta que, en 1935, le llegó la muerte en París. En Matenadarán (la meca armenia) se conservan libros armenios. Una Armenia de hace 4.000 años, con “sesenta imperios y cientos de ciudades” era coetánea de Babilonia y Asiria. De hecho, en ella nacen el Tigres y Eufrates. Geográfica e historicamente, Armenia es mucho más grande: ocupa lo que la meseta Armenia, llegando en tiempos a abarcar el espacio entre el Mediterraneo el Caspio y el Negro. El problema, siempre fueron sus poderosos vecinos: al sur, Turkía e Iran. Por el Norte, Armenia está magníficamente protegida por el mar egro y el Caspioy la gigantesca barrera del Cáucaso. Al otro lado está la amenaza del gran Mongol. En el siglo III, Tiridat III adopta el cristianismo: el primer país del mundo en que se convierte en religión oficial, pero en el sur, Iran es zoroastrico, y en el oeste triunfa el islam. En el secular conflicto entre Roma y Bizancia, la Santa Iglesia Apostólica de Armenia no se alejará totalmente del Vaticano. El alfabeto armenio es el de mashtots. Por su invento, fue canonizado este monje, aunque en el momento de difundirse, Armenia deja de existir como país: ya sólo le quedarán los scriptoria. En cualquier lugar, un atril, y tras él, un monje copiando todo lo que se encuentra: es un fenómeno único en la cultura universal: el libro armenio. En el siglo Vi ya tienen traducido a Aristóteles; en el X a la mayoría de los filósofos griegos y romanos. Copiaron tanto que en 1170 los selyúcidas incendias una biblioteca de 10.000 volúmenes.
Azerbaiyán. El bulevar de los petroleros en Bakú. El bakú viejo es un mundo comprimido. El nuevo fue construido por los magnates del petróleo. Ya los primeros viajeros árabes hablaban maravillas sobre el petróleo de Bakú. También Marco Polo. Hace 100 años se colocó la primera torre extractora. En 1873 se produjo la primera expulsión de crudo de un pozo natural. En 10 años Bakú e convirtió en una de la ciudades más ricas del mundo. Por Bakú, Rusia superó a Estados Unidos como primer productor mundial. En 1883 los hermanos Nobel controloaban el 51% del petróleo. La “ciudad negra” de Bakú se convirtió en el lugar más feo del mundo, mas transitado y más intranquilo. Como no se conocía la manera de encauzar el crudo, se rodeaban los pozos con diques creando así grandes lagos. Sin embargo, a menudo ríos enteros de petróleo fluían directamente al mar. En tiempo9s, azerbaiyan iba desde el Cáucasio hasta Teheran y desde el Caspio hasta Turkia.
Turkmenistán. El poema épico más largo de la historia se llama Manas y está recogido en 40 volúmenes. Es la epopeya nacional del pueblo Kirguiz. Según el arqueólogo yusúpov, el río Uzboy apareció en el desierto de repente hace 1000 años. Tomaba su agua del Amu-Daria y lo vertía en el caspio. Era recorrido por barcazas y bordeado por ciudades, azequias, y jardines.En él bebían los caballos de gensis khan. Sin embargo, hace 400 años, el río empezó a secarse. Con la marcha del agua, empezaron también e marcharse sus pobladores. Los desterrados viajaban hacia el sur, hacia los oasis del karakum (el desierto mas grande de asia central). Estos desplazamientos iniciaron una seried de guerras fratrcidas entre los turcomanos, guerras que casi llegaron hasta la revolución. En 1954 llegaron a Bosaga (en el Amu Daria, cerca de Afganistán) las palas mecánicas. En la actualidad, ese canal tiene casi 1000 kilómetros: quizá ya llegue al Caspio. Mari es la capital del oasis de Murgabu. Con 60.000 habitantes es la segunda ciudad de 1 país de 2 millones. Hace un calor sofocante y a mediodía, una nube gris empieza a posarse sobre la ciudad. Es el vendaval de arena que viene del desierto. Sopla un viento fuerte, levantando torbellinos de polvo que llenan todo el espacio entre el cielo y la tierra, un polvo que ciega y asfixia; no hay con qué respirar. La vida se paraliza, se detienen las máquinas... la tormenta de arena lo sepulta todo. El diluvio anega gente y rebaños y el vendaval de polvo sofoca, ahoga, amordaza a muerte. Ese polvo, esas partículas minúsculas (la piedra molida por el viento y el agua) suspendidas en el aire se calientan con el sol, formando una niebla seca, terror de la gente del desierto, una niebla seca y abrasadora; torbellinos de hulla incandescente como ascuas es eso lo qe el desierto obliga a respirar cuando descarga su furia. Estoy en mi habitación del hotel, no hay luz, pero sobre todo, no hay agua. El viento ha debido derribar los cables la arena ha obstruido las tuberías, aún me queda un poco de líquido caliente en el fondo de la jarra, pero ¿qué pasará más adelante? La ciudad no tiene agua, los teléfonos están cortados y sólo funcina la comunicación pro radio. Me he echado sobre la cama, pero todo está polvoriento, impregnado, la almohada calienta como una estufa. Y la sed. En el desierto, durante una tormenta, la gente cae en la locura del agua, de repente se bebe todas sus provisiones y reservas, ávida, sin pensar; en realidad es una especie de demencia: bebe no porque en esos momentos la atormente la sed, sino por que tiene miedo, enloquecida, cree que nunca volverá a ver agua, bebe para anticiparse al golpe...Sentada en una silla, la encargada del restaurante mira por la ventana. Se abre la peurta de la calle y entra un ruso todo cubierto de polvo, el viento le ha sacado los faldones de la camisa. En la cabeza lleva un gorro de invierno atado bajo la barbilla. Póngame 200 gramos, dice a la encargada. Ella se levanta, coge la votella de vodka y le llena el vaso. El se lo bebe y exhala un profundo ahhhhhhhh! Ahora me sentiré mejor, dice y,llevando fuego pro dentro, sale a la calle al fuego del desierto. La encargada lo acompaña con la miraa por un rato. Es de los nuestros le oigo decir, un hombre así lo aguantará todo. Después me mira a mi, con bondad, aunque también con una pizca de ironía, y, sin pronunciar palabra, me sirve una botella de naranjada.
Tayikistán. La revolución liberó a las mujeres del velo.las mujeres se quitaron los parandjes. En 1963 obtuvo su primer título universitario una mujer tayica. Su tesis versaba sobre la revolución de los parandjes: cientos de mujeres asesinadas por los basmaches en ejecuciones públicas por haber descubierto su rostro
Kirguizistán. Pasé la tarde en la yurta de un Destacado Pastor de la República Soviética de Kirguizia. La mitad de las ovejas del koljoz son propiedad de este o de su familia, solo el resto son del koljoz. Sentados en cuclillas sobre esteras, bebíamos vodka. A la hora del vodka, los kirguises superan a los rusos y, ni que decir tiene, a los polacos. También beben la smujeres, aunque suelen quedarse fuera de la yurta. En el banquete ofrecen al invitado la cabeza del carnero. El huésped debe comerse el cerebro. Después debe sacar un ojo y comerselo también. No hay que olvidar que el ojo de un carnero tiene el tamaño de una ciruela. El otro ojo se lo come el anfitrión. Así se forjan los lazos de confraternidad. Se trta de una experiencia que queda grabada en la memoria durante mucho tiempo
Uzbekistán. En la mezquita, los jóvenes juegan al billar. En Bujará aún perviven los bazares repletos de gente. Erkin me llevó al bazar por el que gustaba pasear Avicenna. Me enseño otro en el compró dátiles Ibn Batuta. También estuve en el patio de la Medresa Mir-I-Arab, la universidad musulmana.: Seminario Espiritual de las Musulmanes del Asia Central y del Kazajstán. Construido en 1503, fue clausurado en la revolución pero ha vuelto a abrir sus puertas estando sometido a intensos trabajos de restauración. La leyenda de Samarcanda nació bajo el yugo de Timar (Tamerlan), un sobranoque mantuvo asia bajo su yugo. El mismo se ponía al frente de los ejércitos. Decapitaba a todos los vencidos y, con sus cráneos construía torres murallas y caminos. Daba ordenes de desollar a los mercaderes para buscar oro en sus barrigas, y, él mismo preparaba los venenos para sus oponentes. La mitad del día era portador de la muerte. El resto era un creador de arte. La genialidad creadora era un seguro de vida: las tijeras de Timar tenían dos brazos: el de la creación y el de la destrucción: los dos son os brazos de la actividad de todo hombre. Sólo que, por regla general, esas tijeras apenas si se abre. Algunas veces se abren algo más. Las de Timar estaban abiertas del todo. A la entrada de Samarcanda hizo poner: “Si dudas de nuestro poderío, contempla nuestros edificios”.
La tercera Roma (1989). El Moscú que vio chateubriand cuando llegó con los ejércitos de Napoleón, tenía 295 iglesias ortodoxas y 1500 palacios. Entre villas exquisitas de ladrillo y mármol fluía el río Moskova rodeado por parques de pinos. En las aguas del adriático, Venecia en sus días de gloria no fue mas excelsa. Moscú, Moscú gritaban nuestros soldados al tiempo que batían palmas...El Moscú que vio Napoleón ya no existe: lo incendiaron los rusos al día siguiente para forzar a los franceses a retroceder.
Caminando por las calles de Moscú, en el interior de mis inmensos zapatos, los calcetines se me han enredado de tal manera que no puedo seguir caminando, sé que tengo que arreglarlos, pero, ¿Dónde me siento? ¿Dónde puede uno sentarse en Moscú a finales de otoño bajo el aguanieve, cuando se encuentra en la calle, cuando no tiene casa ni hotel (están siempre lejos) y el único lugar que le queda es un charco de barro a medio helar?...empezaba a comprender el sentido de la Revolución de Octubre (el gran acontecimiento del siglo XX (Todos lo sabemos)...por un reflejo miro los escaparates: todos albergan mesas de oficina...cuanta discusiones esconden tras sí. Cuantas reuniones y cuantos deates sobre tema de vital importancia: ¿Cómo hacer caber una mesa más?...y sobre las mesas se apilan montones de impresos, de formularios y de cuestionarios... La astucia a menudo se manifiesta en las cosas más sencillas. Los callejones por los que ahora paseo confirman esta verdad; la maniobra que dio la victoria a los bolcheviques consistió en expropiar y expulsar a los comerciantes y sentar en sus tiendas a los funcionarios, es decir, a un dócil y obediente instrumento del poder. El hombre detrás del mostrador fue sustituido por el hombre detrás de la mesa de despacho: la Revolución triunfó.
La Perestroika ha coincidido con el desarrollo del sistema de comunicaciones de este país. La televisión ha dado a la perestroika una dimensión que jamás ha tenido ningún otro acontecimiento en la historia del imperio.
Templo y palacio.
Observamos, lloramos
Armenia: Yerevan. Vuelo al Transcáucaso: Tblisi, Ereván Bakú, pero ya no hay conexión entre Erevan y Bakú. La revolución islámica en Iran empezó como un movimiento democrático y liberal, pero aquel es un país multinacional en el que los persas gobernaban sobre árabes, azeríes, beluchis, kurdos, etc. Estos pueblos, en cuanto oyen que se habla de democracia, lo primero que piensan es en independencia: cuando en Iran se plantea la posibilidad de perder algunas provincias, de convertirse en un estado menor, es cuando se deja oir el nacionalismo panpersa que en ese momento es monopolizado por los ayatollah: la revolución acaba en una serie de sangrientas expediciones contra azeríes, kurdos...
El encuentro entre los armenios que llegan a Erevan y los familiares y amigos que les reciben, sólo puede ser tan apoteósico entre esta gente: 1,5 millones asesinados por los turcos, 10 millones en la diáspora por todo el mundo, sólo tres en un pequeño territorio. Lo que más siente este pueblo es la separación; solo asi puede comprenderse el suplicio de Nagorno Karabaj (vivir a sólo 20 kilómetros, y no poder estar juntos). Todo vive un proceso de intensa rusificación. Los niños ya no hablan ruso, pero como faltan profesores de inglés o francés, Armenia se va aislando. Por todas partes se ven guerrilleros. El filósofo francés Cournot afirma que no solucionamos los problemas: sólo los desplazamos.
El hombre de la montaña de asfalto. Georgia: los rotulos estan escritos en otro alfabeto, el georgiano. Comparada con Armenia, Georgia es rica. Las gentes de aquí se caracterizan por un sorprendente e incomprensible vaivén emocional, por súbitos e impredecibles cambios de actitud. Por lo general son cordiales, bondadosos, hospitalarios, al fin y al cabo saben convivir en paz y armonía durante años. Hasta que, de repente, ¡ha pasado algo! ¿Qué? Ni siquiera lo preguntan, no atienden a razones; en seguida se pertrechan con sus kindjals (puñales) y sables (hoy con metralletas y bazookas) y exaltados y soliviantados se abalanzan sobre el enemigo y no descansan hasta ver corre su sangre. Los georgianos son 4 millones. Los abjazos 100.000. A los abjazos se les ha ocurrido la misma idea que veinte años antes se les había ocurrido a los habitantes de una isla caribeña colonia británica: Antigua: Los habitantes de esta isla crearon un partido de liberación nacional: declararon la independencia y arrendaron la isla a la cadena Milton. Los objazos, en uno de los lugares más bellos del mundo, una especie de Riviera o Mónaco, pretenden lo mismo.En un país como la antigua URSS, sólo existía un interés: el del Estado totalitario, pero de pronto, se desmorona. Acto seguido, cientos, miles de intereses, corporativos y nacionales, levantan cabeza, se identifican, se definen y reivindican unos derechos que les habían sido negados durante años. En un país democrático también existe, por supuesto, un gran número de variados intereses, pero las contradicciones y los conflictos se solucionan a través de probadas y experimentadas instituciones públicas y estatales. Aquí, sin embargo, no existen tales instituciones. ¿Cómo solucionar los naturales conflictos e intereses, cuando ya no puede hacerse con el látigo y la deportación? Bakú es un paisaje de pesadilla: vastas extensiones de tierra cubiertas de alquitrán, de escoria y de montañas de planchas de hormigón...Por todas partes fluye el petróleo de Bakú, formando apestosos arroyos, charcos, estanques, lagos y golfos. La superficie del mar está cubierta de petróleo y las playas aparecen negras, grasientas, llenas de aceite y de hollín.
Huir de uno mismo. Con 40 grados de fiebre, perdido en Bakú, nadie contesta a las preguntas de Kapucinski: se planta en medio de la calle y esgrime un bic: inmediatamente para un coche.
”...Este homo sovieticus es producto de la historia de la URSS, que está llena de continuas, intensas y masivas migraciones, deportaciones y traslaciones de pueblos. Si bien el transito en cuestión comienza en el siglo XIX con la población y os destierros a Siberia, así como la expansión colonialista en Asia, se acrcienta y se intensifica después de 1917. Millones de personas pierden sus hogares y llenan os caminos. Unos vuelven de los frentes de la Primera Guerra Mundial, otros parten a los frentes d ela guerra civil. La hambruna de 1921 obliga a otrao millones a peregrinar en busca de un pedazo de pan. Los niños a los que la guerra y la revolución les han arrebatado a los padres, esos millones de desdichados bezprizornys, forman cruzadas del hambre que recorren el país en todas direcciones. Luego multitudes de obreros en busca de pan y trabajo van a los Urales y a otras partes del país donde pueden colocarse en la construcción de fábricas, fundiciones, minas, o presas. Durante más de 40 años decenas de millones de personas emprenden sus viajes de martirio a los innumerables lagers y cárceles diseminados por todo el territorio de la superpotencia. Estalla la Segunda Guerra Mundial y nuevos raudales humanos se trasladan en todas direcciones, siguiendo las líneas de los frentes. En la misma época, en la retaguardia de dichos frentes, Beria dirige la deportación al Kazajstán profundo y a Siberia de polacos y griegos, de alemanes y Kalmucos. De resultas de todo ello pueblos enteros se encontraron en unas tierras extrañas, en un ambiente desconocido, sumidos en el hambre y en la miseria. Uno de los objetivos de esta operación consistía en crear a un hombre desarraigado arrancado de su cultura, de su ambiente y de su paisaje, y por ello mas indefenso y más obediente ante las directrces del régimen...¿qué es el tablero de ajedrez de Stalin? Stalin trasladó a los pueblos de tal manera, los mezcló y los entreveró de tal modo, que ahora no se puede mover a nadie sin tener que mover a otros sin tener que perjudicar a otros. Existen treinta y deis conflictos fronterizos, o tal vez más aún. Aquí tienes el tablero de ajedrez de Stalin, nuestro mayor problema.”

El turco con sus variantes, es la segunda lengua del imperio. El profesor Mamédov cuenta a Kapucinski: “¿Qué cómo se construyó el comunismo? Lo construyó Stalin con ayuda de los bezprizornys. Millones de huérfanos hambrientos y descalzos deambulaban por los caminos de Rusia. Robaban lo que podían. Stalin los encerró en internados. Allí aprendieron a odiar, y cuando crecieron, fueron vestidos con el uniforme del NKVD. El NKVD tenía al pueblo atenazado por el miedo. Aquí tienes el comunismo.”
Vorkutá: congelarse en medio del fuego. Parada “técnica” en Syktyvkar, camino del Círculo Polar, Kapucinski, perdido, agobiado y acalorado entre una muchedumbre en tránsito, hacinada en la terminal, sin saber a qué hora de qué día podrán continuar el viaje, filosofa sobre la paciencia y resignación de los viajeros. Desorientado, le cuesta un trabajo enorme preguntar. Después de años de miedo, la gente ha aprendido que es malo preguntar y nadie lo hace. Después de varias horas de pié derecho, aguantando el exceso de ropa para un local atestado, por fin sale el avión, también atestado, de noche, hacia Vorkutá. Espectáculo de la aurora boreal. Cuando aterriza al avión la aurora desaparece; solo queda el frío: 35 grados bajo cero. De pronto, K. Se queda solo en la terminal. Un policía le tranquiliza: pronto llegará el autobús de la ciudad. No tiene pérdida: sólo hay uno. Como todo, el autobús va atestado de gente: gente envuelta hasta la cabeza en una gruesa capa de ropa a modo de grandes capullos. Los cristales del autobús totalmente helados impiden ver un paisaje que por otra parte no existe: es noche cerrada y no hay una sola luz. Por fin el hotel: entrar en el Louvre desde una calle de París no ofrece el contraste de entrar en este hotel que “nos salva la vida”. La ventana de la habitación está abierta de par en par y el hielo impide cerrarla. Después de tallar el bloque de hielo, la cierran y la aseguran con ayuda de una tabla ad hoc que había bajo la cama. La encargada del hotel, amablemente trae una toalla empapada en agua caliente: la columna de vapor calentará un poco la habitación. En Vorkutá se construyeron decenas de lagers para extraer el carbón. Hoy son 13 minas en torno a una ciudad rodeada por una circunvalación. Un único autobús circula por ella en un sentido. Otro en el sentido contrario. En un determinado lugar, el conductor para y señala a K la dirección por la que ha preguntado una hora antes. En medio de la oscuridad, rodeado por montañas de nieve que la ventisca convierte en geiseres helados, impulsado por la insensatez, K se aleja de la parada del autobús. No encuentra nada ni a nadie. Al cabo de un rato, helado, hundido en la nieve, descubre una casa, pero es una tienda cerrada. Esta vez eligiendo bien, renuncia a la tentación de acurrucarse para descansar: habría muerto. Cuando ya estaba al límite de su resistencia, vislumbra una figura luchando contra el viento. Es una mujer que le acompaña a la dirección que buscaba. Como las otras casas, aquella ocupaba el fondo protegido contra el viento de una hondonada. K. Pregunta por los lagers (“la frontera entre los lagers y el mundo exterior no estuvo nunca demasiado trazada”); y pregunta por la huelga que ha venido a cubrir como periodista. La habitación se llena de 20 vecinos que vienen a ver el partido del Spartak. Sin embargo, no se ve nada: la televisión sólo ofrece partículas luminosas de colores que se mueven por la pantalla y no se oye nada. Sin embargo, todo el mundo sabe cuando ha marcado el Dínamo: los puntos de color azul se han juntado de pronto: se están abrazando. Los últimos condenados en Vorkutá fueron liberados en 1959. Marian Marek Bilewicz lo cuenta en “He salido de la oscuridad”. K. Compra unos claveles rojos que deposita, ya congelados, en el suelo: todo el suelo es un cementerio.
Mañana se rebelará Bashkiria. El imperio ruso ha costado a su pueblo tanta sangre que el pueblo, a pesar de todo, aunque muera de hambre, defenderá la tierra hasta el final. La ciudad de Ufá, entre el Volga y los Urales contaminada de fenol (un nuevo chernobil). Cubriendo la noticia, K entra en contacto con el espíritu nacionalista.
Misterio ruso.
Saliendo de Ufá, aunque ya es el mes de abril, los ríos siguen siendo inmensos bloques de hielo. El imperio ruso ya se ha separado, pero ahora empiezan a pedir autonomía las regiones rusas. En Irkutsk, K asiste a una “representación” (“Dos palabras sobre Rusia”). La “función” no tiene desperdicio: la Rusia imperial, la Rusia de los zares, quiere resucitar; es el viejo nacionalismo de siempre con las excusas de siempre: el mundo entero envidió siempre las maravillas de mi patria; por eso quisieron destruirla. K. Pretendía llegar a ver el Baikal, pero solo ha visto hielo.

Saltando por encima de los hielos. Tania, de 10 años, describe a Kapucinski los “tuneles” en la niebla helada. Por ellos, sabe cual de sus amigas ya ha pasado camino del colegio: Es una niebla clara y luminosa. Cuando una persona la atraviesa, se forma un pasillo. El pasillo tiene la silueta de la persona que pasa. La persona pasa, pero el pasillo permanece...si por la mañana no se ve ningún pasillo es que hace demasiado frío y nadie ha salido de casa. Pero ahora, como es primavera, hasta dentro de las casas, la gente camina sobre el barro. Es un barro maloliente pues no hay alcantarillado. Lo que sí hay son cables: está prohibido cavar en la tierra para no electrocutarse: los cables eléctricos están metidos bajo la tierra. Yakutsk tiene oro y diamantes, pero ni los ve ni los toca: son para pagar cohetes y tanques. En el vestíbulo del hotel, el único periódico es L’Humanité. En portada aparecen filas y filas de coches en perfecto orden, por una autopista limpia y elegante, huyendo de Paris: La gente está harta de Paris y quiere descansar. K. Describe la compra del desayuno: la camarera, absolutamente seria e inexpresiva, uno a uno, sin decir una palabra, toma nota del pedido. No hay “buenos días”, ni “¿Cómo está?” ni un “Gracias”. La gente come deprisa. Lo engulle todo en un minuto.
Kolimá: niebla y más niebla. Después de varios días de tempestad, por fin puede partir el avión a Kolimá. Durante las esperas, una madre habla a K. sobre la dedovschina que soporta su hijo en el servicio militar. Se trata de las vejaciones e incluso torturas que a modo de novatada permanente, ejercen los veteranos sobre los novatos. Es un sadismo causante de numerosos asesinatos y suicidios. Es la crueldad gratuita que describe Mijailovski en su ensayo sobre Dostoievsky: el genio de este literato consistió en descubrir esa característica del pueblo ruso: está acostumbrado a sufrir y a hacer sufrir. El aeropuerto de Macadán está a 50 Km de Kolimá. En el camino, el taxista recoge a dos mafiosos. En el primer control son detenidos. La mafia puede ser rusa, caucasiana o asiática, pero forma pirámides perfectas que llegan incluso hasta las casas de vecinos. La mafia es hija de los bezprizornys (huérfanos acogidos por el NKVD y convertidos en guardianes, y torturadores, ahora, sus hijos son los mafiosos). En 1927, se descubrió oro en Kolimá (Siberia nororiental). Kolimá se convierte en una pesadilla como Auschwitz, Treblinka, Hiroshima y Vorkutá. Varlam Shálamov lo cuenta en “Relatos de Kolimá”. En ruso coloquial, para consolarse ante algún mal, se dice: “peor fue en Kolimá”. El primer jefe del lager fue Berzin. El terro de Stalin se ceba sobre los kulaks (campesinos propietarios más reacios a la colectivización). El barco kim transportaba 3000 esclavos hacia Magadan. Como castigo contra la rebelión, inundaron de agua las bodegas: todos murieron congelados. Otro barco, por culpa de los hielos de ärtico, llegó retrasado a su destino (un año tarde). Por supuesto, la carga se había estropeado: miles de prisioneros. Eugenia Ginzburg cuenta en “Agria Odisea” el sufrimiento y muerte de otro cargamento, en este caso, de mujeres. Estos barcos llegaban a Magadan, y a los supervivientes, contados y recontados decenas de veces en esperas larguísimas a la intemperie, se les internaba en un lager de etapa (provisional). A este lager acudían los jefes de las minas. Cuanto más importante era el jefe, antes elegía pudiendo llevarse a los más fuertes. En Macadán y Kolimá había 160 lagers con un total, como mínimo de 1.000.000 de presos. Una tercera parte moría. 5 años después de su estreno, Berzín es llamado a Moscú y fusilado por blando. Le sustituye Garanin; está pasando revista: ”Aún estaba en Macadán cuando nosotros ya habíamos adoptado la posición de firmes. Todo relucía de limpio, pintado, cubierto de arena amarilla... entra... se baja del primer coche, y la corte, en un abrir y cerrar de ojos se aposta a ambos lados, todos con su máuser y vestidos con chaqueta de piel vuelta. El con un abrigo de piel de oso... el jefe de nuestro lager... se le acerca corriendo y con voz temblorosa le transmite el parte: “Camarada comandante...la sección operativa del lager está lista para la inspección’. ‘¿Hay aquí presos que se escabullen del trabajo?” “Los hay” contesta con temor el comandante, y avanzan de la fila 12 hombres. “¡Con que no queréis trabajar eh, hijos de puta!” Y ya está blandiendo en la mano una pistola. Pam, pam, pam!. Ha abatido a todos. A quién aún se movía lo remataba la corte. “¿Y hay batidores de records, los que superan la norma?¿obreros de vanguardia?” “Los hay camarada comandante..”. Toda una fila de alegres obreros de vanguardia. Estos no tienen nada que temer. Garanin se les acerca, siempre con su corte, sin dejar de blandir su máuser con su recámara vacía. Sin darse la vuelta, lo entrega a sus cortesanos. De ellos recibe una nueva pistola cargada que guarda en la vaina de madera, pero no quita la mano de la culata. “Con que obreros de vanguardia eh! ¿Sobrepasáis la norma? ¡Si!” Contestan. Y Él vuelve a preguntarles: “¿Los enemigos del pueblo sobrepasan la norma? Vaya!.... malditos enemigos del pueblo! Hay que eliminar gentuza como vosotros” y otra vez, pam, pam, pam!, y de nuevo, una decena de hombres yace en un charco de sangre. ...el comandante del lager conduce a los queridos y estimados huéspedes al comedor para agasajarles con un banquete. Y está muy contento de haber evitado él mismo un balazo. (Anatoli Zhigulin, “Las piedras negras”).Garanin, diariamente solía matar de un tiro a entre una decena y una centena de personas. Beria ordenó fusilarlo de repente, y no se sabe por qué, formalmente por haber sido espía japonés, aunque herrero de profesión, semianalfabeto, ni siquiera conocía la existencia de aquel país.
Hoy día, cuenta K., para borrar las huellas de los crímenes, no hace falta desmontar nada ni volar nada por los aires. La mitad del archipiélago GULAG ya se ha hundido en el barro y el lodo. La mitad de los lagers siberianos la ha cubierto el bosque y los caminos que conducen a ellos han desaparecido bajo lasa aguas de la primavera. En las ciudades, en el lugar de muchos lagers, se levantan barrios nuevos, fábricas y estadios....dentro de pocos años, el mundo de los lagers borrará sus últimas huellas.
“La gran purga” (Alexander Weissberg-Cybulski).
“Un mundo aparte” (Herling Grudhinski)
“Que lo juzgue la historia” (Roy Medvédev)
Un pensamiento muy acertado de K.: Se camina por las calles de Macadán a través de altos pasillos abiertos en la nieve. Son muy estrechos: al encontrarse con otra persona, hay que detenerse y dejarla pasar. A veces me topo cara a cara con un hombre mayor. Y siempre me planteo la misma pregunta: ¿Verdugo, o víctima? ... si a pesar de todo, me armase de valor y le hiciese esa pregunta, y él se mostrase sincero, podría oir en respuesta: Ya lo ve usted, tiene delante las dos cosas: verdugo y víctima...y qué queda? Oxidados cascos de barcos, torres de control pudriéndose, profundos hoyos de los cuales en su tiempo se extraían minerales de metales. Un vacío lúgubre e inerte. No se ve a nadie en ninguna parte, pues las exhaustas columnas ya pasaron y desaparecieron en la fría y eterna niebla.
El kremlin: una montaña mágica. Entre Norilsk y Moscú se extiende la cadena de los Urales. Durante el vuelo por encima de estas montañas se produce el cambio de estación. Hasta ahora, el invierno era omnipresente, mientras que a partir del momento en que se dejan atrás los picos de los Urales, se entra de cabeza en la primavera. La tierra recupera su color gris ocre...los lechos de los ríos se llenan de plata líquida, y aquí y allá aparecen macizos de verde claro.
La emboscada. K entra a duras penas en Nagorny-Karabaj y cuenta la situación de esta región. Un interlocutor resume la historia: ‘En otros tiempos éramos parte inseparable del territorio de Armenia, pero en 1920 entraron aquí tropas turcas y pasaron a cuchillo a la población Armenia que vivía entre la frontera de la Armenia actual y Nagorny Karabaj. Sólo se salvaron aquellos de nuestros antepasados que se habían refugiado en las montañas de Karabaj. La ya deshabitada franja fue repoblada por turcos caucasianos, es decir: azeríes, que hoy son chiítas. Otra persona le define que es Europa: Europa llega hasta aquel lugar donde vive gente fiel a los ideales del cristianismo. Y nosotros, los armenios, que vivimos en la parte más remota del sudeste, somos un pueblo así. Desde una ventana, le muestran al enemigo: “Suspendidas del cielo brillaban hileras de luces. Allí, en lo alto, dijo, está la ciudad azerí de Shusha. Nos tienen como en la palma de la mano. En cualquier momento pueden abrir fuego sobre nosotros. “Llama la atención lo extremas que son las posturas. Ni siquiera se trata de, estando entre armenios, poder decir: Opino que los azeríes tienen razón, o, estando entre los azeríes, decir: opino que los armenios tienen razón impensable. Inconcebible. Te odiarán y te matarán! Basta con decir en un lugar inadecuado y entre gente inadecuada: ¿Hay un problema! (o ¿no hay un problema!) para exponerse a ser estrangulado, ahorcado, lapidado o quemado vivo”. “También es inconcebible que, en Bakú o en Erevan, alguien intente pronunciar un discurso como este: Escuchad, hace decenas de años un pachá turco y un Stalin igualmente salvaje tiraron en vuestro nido caucasiano ese terrible huevo de cuco, y desde entonces no hemos parado de martirizarnos y de matarnos mientras que ellos, en sus podridas tumbas, se frotan las manos y se ríen a carcajadas. Y fijaos en qué miseria vivimos, rodeados de atraso y suciedad, de modo que lleguemos a un acuerdo y pongámonos por fin a hacer un trabajo útil!. Ese alguien jamás habría podido vivir lo suficiente como para poder terminar su discurso, pues apenas se dieran cuenta ambos bandos de lo que quería decir, al desgraciado moralista y negociador le habrían quitado la vida.
Asia central, aniquilación del mar. Las aguas de Amu-Daria y del Syr-Daria y de sus afluentes permitieron que se fundaran y florecieran las famosas ciudades de Bujará y Jivá, Kolanda y Samarcanda. Por aquí pasaban las caravanas de la Ruta de la Seda, gracias a las cuales cobraban colorido y crecían en importancia los mercados de Venecia, Florencia, Niza y Sevilla.
En la segunda mitad del 19, tropas del zar conquistaron lo que llamaron el turkestán (la población local, salvo los tayicos, hablaban lenguas turcas). En 1917, la revuelta antizarista no la llevan a cabo los nativos: son los bolcheviques rusos. El comienzo de la catástrofe ecológica se remonta a los años 60. Primero trajeron los bulldozers de toda la geografía del imperio. Empezando por las orillas de ambos ríos, los mastodontes de acero se pusieron a excavar en la arena profundas grietas por las que después se dio salida al agua. A lo largo de esos canales, los kolozianos debían plantar algodón. Al principio lo hacían en los eriales robados al desierto, pero puesto que la demanda era infinita, entregaron al algodón todo el resto de la tierra: cultivos, jardines y huertos. En las aldeas de sembraba en todas partes: delante de las casas, en los caballones donde antes crecían flores, en los patios, junto a las aceras, en lugar de las cebollas sandías, olivos y tomates. Aviones y helicópteros sobrevolaban aquellos pueblecitos hundidos en el algodón, tirando sobre ellos aludes de abonos químicos: nubarrones de pesticidas tóxicos. La gente se ahogaba, no tenía con qué respirar, se quedaba ciega.
“La catástrofe del Aral” (Grigori Reznichenko).
El pueblo se llama Muinak y todavía hace pocos años era un puerto marítimo de pescadores. Ahora se levanta en medio del desierto: el mar está a unos 60, 80 kilómetros.
Popper escribió: la ignorancia no es una simple y pasiva falta de conocimiento, sino que es una postura activa que consiste en negarse a adquirirlo, negarse a poseerlo, es un rechazo del saber. “Rusia en la niebla “ (H.G. Wells).
Pomona en la pequeña ciudad de drohobycz. En Donetsk una mujer vendía pezuñas de vaca...”se pueden usar para hacer sopa, me contestó: en las pezuñas hay grasa”. Un poco más allá, en los almacenes “El Cisne Blanco”, una muchedumbre se abalanza hacia la planta baja: ha llegado una remesa de zapatos. Vendían sólo un par de zapatos por persona. No importa a quién. Cada comprador se agarra a una caja y se queda a un lado: ese lugar será el del intercambio: por una cadena de transacciones, discusiones, y compromisos, cada cual logrará el par adecuado. La catedrática de economía Galiena Goberna me dijo cómo se distribuyen los beneficios de las fábricas y las minas de Donetsk: el cincuenta por ciento se lo lleva Moscú, Kiev el treinta, el once las autoridades de Donetsk, y para la empresa queda el cinco por ciento. Donetsk es el centro de una cuenca minera de Ucrania; en algunos barrios, montones de carbón y de escoria se acumulan directamente en las calles. Un polvo negro se posa sobre las paredes de las casas formando oscuros tizones, correones plomizos y repugnantes costras bruñidas en las fachadas de kilométricas series de bloques de pisos. ¿Le gusta Donetsk? Me preguntó la muchacha en un tono inseguro. La gente es muy sensible hacia esta clase de cosas, les descorazona oír en respuesta una opinión desfavorable. Febril y diligentemente, me puse a buscar los lados buenos de la ciudad, pero, por lo visto, no había sabido conferir sinceridad a mi voz, pues cuando terminé de hablar, me respondió con un tono de determinación, hasta altivez: No obstante, en verano, en nuestra ciudad florecen las rosas. Un millón de rosas. ¿Puede usted imaginárselo? Un millón de rosas!.

Clavdia Mironova dice que en Siberia, además de los desterrados, también hubo sitio para comunas enteras de heterodoxos que fueron capaces de sobrevivir al zar y a los bolcheviques. Cuando obligaban a todo el mundo a ir a los Koljoses, una noche, ella y su marido, con una vaca y dos cochinillos, huyeron a las profundidades de la taiga. Allí se establecieron, construyeron una cabaña y, más tarde, incluso una casa con algunas dependencias. Durante todo el estalinismo, dice con orgullo, no vio a un solo extraño. El tren de cercanías entre Odessa y Kishiniov es un trasto ruinoso de clavos y hojalata, lleno de parches de cartón y de tablones de madera. En todas partes se ven huellas de destrozos... En el interior campa por sus respetos una caterva típica de los suburbios: compinches, gamberros, putas, rufianes... es de ellos este tren, este ande, este mundo. Te asedian, rugen, estallan en estridentes carcajadas, pero sus bramidos no tienen nada de alegría, son agresivos y conminatorios, los profieren para provocarte...sólo espero cuándo sentiré el pinchazo de una navaja en una costilla o cuando veré una hoja de afeitar junto a mi ojo”. Winnica es el lugar de un asesinato en masa, otro Katyn en territorio de Ukrania. En los años 1937-38, el NKVD fusiló aquí a miles y miles de personas. No se sabe el número exacto. Aún en 1943, los alemanes exhumaron los cuerpos de 9.432 víctimas... en las fosas se hallan principalmente ucranianos y polacos...acabada la ejecución, sobre algunas tumbas se construyeron pistas de baile y, sobre una de ellas, un túnel de la risa. “Bronislawa trajo al mundo 10 hijos. Seis de ellos muriero de hambre en sus brazos. Ella es la encarnación femenina de job, del Job de la Gran Hambruna. El que ella, una mujer, sobreviviese a aquel cataclismo es una confirmación de que la Gran Hambruna sembró la muerte mayoritariamente entre niños y hombres. Las mujeres resultaron las más fuertes, las más resistentes...aquí, en un piso diminuto, contemplo escenas de la Gran Hambruna...me abstengo de preguntar por los nombres de los muertos, por si existen sus pequeñas tumbas, porque creo que no debo preguntar nada, sino limitarme a escuchar lo que deseen confiarme. En 1929 se aprueba la colectivización de 100 millones de campesinos. Pero los campesinos se resisten a entrar en los Koljoses. En vista del panorama, Stalin aplasta su resistencia por dos métodos: Deportación a Siberia de cientos de miles de ellos, y a los que quedan, los quiere obligar a la obediencia condenándolos al hambre. Moscú fijó las cantidades de productos agrícolas que cada pueblo debía entregar al Estado. Estas cantidades superaban en mucho las posibilidades de producción de estas tierras, por lo que al no poder cumplir con los cupos, empezó a confiscarles, a despojarles de tódo lo que había: los campesinos se quedaron sin nada para comer, ni tampoco para sembrar. A partir de 1930 el hambre hacía estragos, un hambre implacable y feroz que se prolongó durante 7 años. La mayoría de los demógrafos e historiadores están de acuerdo en que Stalin condenó a morir de hambre a alrededor de 10 millones de personas. Las historias de padres que matan a sus hijos, las historias de canibalismo, son abundantísimas y terribles; lo cuenta Serguéi Maksúdov en “Zvienia”, Vasili Grossman en “Todo fluye”. ¡...alguien trajo de la ciudad un periódico. Y en él, en una fotografía, se veía un trigal grande y alto. Estaba escrito que las ciudades pasaban hambre, que se hacían colas día y noche para comprar pan, y todo porque los campesinos haraganeaban, no les daba la pena recoger los cereales, todo se estropeaba en los campos. El odio hacia los campesinos era feroz ¡y eso que se morían de hambre!.
Regreso a la ciudad natal.
Suma y sigue. El escritor ruso Yuri Bóreo comparó la historia de la URSS con un tren en marcha: “El tren se dirige hacia un futuro luminoso. Lo conduce Lenin. De pronto, Sto., se han acabado las vías. Lenin apela a la gente pidiendo que trabaje horas extras los sábados; se colocan más vías y el tren puede continuar el viaje. Después se pone a conducirlo Stalin. Y también se acaban las vías. Stalin manda fusilar a la mitad de los revisores y de los pasajeros y obliga a los demás a colocar vías nuevas. El tren se pone en marcha. Jruschov sustituye a Stalin, y cuando se acaban las vías ordena desmontar las que el tren ha dejado atrás y colocarlas delante de la locomotora. Jruschov es sustituido por Brézhnev. Cuando vuelven a acabarse las vías, Brézhnev dispone que se corran las cortinas de las ventanillas y que se balanceen los bagones de tal manera que los pasajeros crean que el tren continúa en marcha”. “La fe en Rusia cobra veces tintes religiosos (entiendo que Kapucinski se refiere al nacionalismo, más que a la fe). Vi en Moscú una manifestación durante la cual una multitud rezaba una letanía a Rusia, y lo hacía con un fervor religioso comparable al de los peregrinos de Jasna Góra de Czestochova orando a la Virgen”. El principio del cambio puede observarse en 1985: decaen los movimientos de liberación nacional que buscan su amparo en Moscú, entran en crisis los partidos comunistas occidentales. La brecha polaca de Solidaridad no deja de ampliarse. Moscú va perdiendo terreno en la carrera armamentística. “...todas esas crisis se suceden en condiciones de penuria económica... No podemos olvidar que aquello que se llamaba ‘privilegios de la clase gobernante’ era muy relativo; el nombre se debía a la pobreza omnipresente. Muchos ciudadanos de países ricos se reirían de tamaños privilegios. Por ejemplo en un lugar de Ucrania estalló un escándalo porque a un funcionario del patido se le había abierto el portaequipajes del coche, en marcha, y los transeúntes vieron en el un embutido. En Ufá yo mismo fui testigo de otro escándalo: en le mercado se vendían manzanas podridas mientras que los miembros del aparato tenían acceso a unas manzanas que, si bien con gusanos, ¿podridas no estaban! En 1985 Andréi Gromyco propone y es aceptado a Mijaíl Gorbachov como Secretario General del Comité Central del PCUS. Sólo un mes más tarde pronuncia el discurso inaugural de la perestroika y la glasnost[1]. Tras la invasión de Checoslovaquia, un periodista que pudo tener acceso a Brézhnev, le preguntó sobre qué podía escribir. Brézhnev, le dijo que lo escribiera todo, que escribiera en un solo libro, y que ese libro se lo enviase a él directamente. Una breve historia de la URSS: Tras la muerte de Stalin y Beria, el deshielo de Jruschov, sólo la perestroika y la Glásnost introducen un cambio radical. En 1990 la creatividad de Gorvachov pierde dinamismo. Dimite su ministro de asuntos exteriores Eduard Shevardnadze. Se producen revueltas sangrientas en Vilna y Riga, pero Gorbachov aún rodeado por los neoestalinistas, no cesa a los responsables y se va a Crimen. Es la ocasión que esperaban sus colaboradores: el golpe de Estado se da contra las instituciones más progresistas: el Parlamento y la Presidencia de la Federación rusa ocupada por Yeltsin. Sin embargo, el golpe tiene poco apoyo y peor organización. Los tanquistas que rodean el Parlamento llevan dos días sin comer y empiezan a suscitar la piedad de los sitiados. Las mujeres de estos se van a sus casas y cocinan para los soldados. Alimentados y agradecidos, los tanguistas aseguran a las mujeres que no dispararán y, llegada la orden, cumplen su promesa. Al entierro de las 3 únicas víctimas acude 1.000.000 de rusos. Inmediatamente después, yeltsin ilegaliza al Partido Comunista. A finales de 1991 se reinen los presidentes de varias repúblicas y acuerdan al creación de la Comunidad de Estados Independientes. Gorvachov, aislado dimite del cargo de presidente de algo que ya no existe y el 25 de diciembre se arría la bandera roja con la hoz y el martillo. La televisión ha contribuido en gran medida a la caída del imperio. El proceso se ha producido prácticamente sin víctimas mortales; “la gran Ukrania se ha declarado independiente sin disparar un solo tiro. Bielorrusia a seguido el mismo camino”. “Es curioso que hoy la sangre se derrame allí donde se lanzan al ataque el nacionalismo ciego, el fundamentalismo religioso o el racismo zoológico, que no son sino las tres nubes negras que pueden oscurecer el cielo del siglo XXI...”. “Creo que el atraso de este país, su pobreza, los efectos de la dejadez y los destrozos son tan grandes que un año es un tiempo demasiado corto como para esperar ver un resultado palpable. Esperemos 10 o 20 años...y sin embargo, este año, sólo ha bastado para catar la atmósfera política del país...Salen victoriosas las fuerzas que abogan por la consolidación del poder (sobre todo central) y por un Estado grandes y poderoso. Se ha creado un clima favorable al fortalecimiento de los métodos autoritarios de ejercer el poder, un clima favorable a cualquier forma de dictadura”. “Los rusos se plantean qué hacer. Unos dicen: volver a las raíces, a la vieja Rusia. Solzhenitsin afirma que la Rusia de los zares era un país maravilloso, ‘rico y floreciente’”. Sin embargo, Antón Chéjov, aún en 1890 ya escribía: “...hemos mortificado en las cárceles a millones de personas; las hemos martirizado sin que nos hayan hecho nada, sin pensarlo, como bárbaros; hemos obligado a gentes encadenadas a recorrer decenas de miles de verstas a través de tierras gélidas, las hemos contagiado de sífilis, las hemos pervertido, hemos multiplicado los criminales, y de todo eso hemos culpado a los borrachos de los carceleros...”
[1] “...justo antes del desmoronamiento de la URSS (una de las paradojas del mundo) en la sovietología occidental, sobre todo en algunos círculos de politólogos norteamericanos, se impuso la teoría de que la URSS representaba el modelo del sistema mas firme y estable del mundo. Jerry F. Hough, professor de la Universidad de Duke, era el principal representante de esta escuela. Según escribe Theodore Draper... no hubo ni uno de entre los politólogos norteamericanos que previese el desmembramiento de la URSS”.

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