martes, 14 de julio de 2009

Armenia (Apuntes a partir de "El Imperio" de Kapucinski)

Armenia (Hayastán)

Armenia es un pequeño país colgado entre las cumbres del Cáucaso y mirando hacia el desierto sirio. Históricamente ha estado rodeado por imperios mucho más poderosos: Persia, Turkía, Rusia. etc. Una de las peculiaridades y origen del drama de este país es su origen cristiano; de hecho, fue una de las primeras zonas del mundo que fueron cristianizadas.

Durante el Concilio de Calcedonia (siglo V), algunas iglesias orientales se negaron a aceptar la idea excesivamente “progresista” de que Cristo pudiera ser “Hombre” además de Dios. Escandalizados, los jerarcas de la iglesia siríana, asíria, copta, armenia, y otros, rompieron con el papa de Roma.

Para conservar su identidad nacional, el pueblo armenio, mucho más débil que sus vecinos, se vio obligado a replegarse hacia el interior de la región, ocultando su herencia cultural en numerosos monasterios diseminados por las montañas. El recurso con el que contaban para preservar y transmitir su identidad fueron los libros. En épocas de crisis, durante las persecuciones y matanzas que históricamente ha sufrido el pueblo armenio, los libros se convirtieron en los depositarios de la esencia nacional y a lo largo de siglos y siglos de tarea callada y metódica, en cada monasterio, los monjes se dedicaron a copiar cada libro que llegaba a sus manos, traduciendo a su propia lengua toda la herencia cultural griega y romana de la que se sentían hijos. En el siglo VI ya habían traducido todo Aristóteles, y en el siglo X a todos los filósofos griegos y romanos. Hoy aún se conservan 25.000 manuscritos gracias a los cuales se han salvado obras universales.

Fruto de su numantina lucha por la supervivencia, una lucha en la que era necesario conjugar todas las esencias étnicas, territoriales, religiosas, etc., Armenia, hoy, es uno de los pocos países que ostenta la religión cristiana como religión de estado.

La capital, Yerevan, se sitúa a los pies del monte Ararat de 5.265 metros. Su nombre, proviene de la palabra Armenia "Ara" (Vida o creación), y es que los armenios se suponen a sí mismos como el primer pueblo que habitó la tierra tras el diluvio universal. Tradicionalmente se dice que en ese monte tocó tierra por primera vez el arca de Noé: en Echmiadzin, sede del Catolicós de todas las armenias, se guarda un fragmento de madera ya petrificada procedente del arca. Según cuenta la tradición, el pueblo armenio procede de Hayk, hijo de Torgom, Bisnieto de Jafet, que fue hijo de Noé. Mientras que sus rivales originales, medos e hititas desaparecieron, los armenios permanecieron con una lengua propia (de origen indoeuropeo) parecida al persa y un alfabeto propio creado por el sabio Mesrop Mashots en el 405. Armenia es mencionada desde tiempos de los antiguos persas, y en relatos de Heródoto y Estrabón. En su momento de máxima extensión con Tigranes II el Grande, Armenia abarcaba desde el Caspio hasta la mitad de Turkía, parte del cáucaso, Siria y parte de Irán. Tras su dominio por romanos bizantinos y árabes, Armenia resucitó en el siglo X para ser de nuevo conquistada por los selyúcidas y más tarde por otomanos, rusos y soviéticos. Con la desmembración de la Unión Soviética, la parte de Armenia que permanecía en ese territorio, logró su independencia, aunque se trata solo de un pequeño fragmento de un territorio que abarcaría zonas de Turkía, Azerbaiyan, Georgia, Irán, etc. Hoy, los 3.500.000 habitantes de Armenia son sólo la mitad de los armenios que hay en el mundo.

En 1991 Nagorno Karabaj, región montañosa al oeste de Azerbaiyan con 190.000 habitantes, el 80 % armenios, declaró su independencia. Armenia saltó en su ayuda y ganó una guerra que hoy ha quedado en un alto el fuego patrocinado por Moscú el año 1994. Actualmente, Nagorno Karabaj es un estado independiente no reconocido por nadie, ni siquiera por Armenia, pero protegido por tropas armenias que, además, ocupan lugares estratégicos externos en los que antes estuvo apostada la artillería azerí, y unido a Armenia por el corredor de Lachin. Este corredor, oficialmente dentro del territorio azerí, está recorrido por una moderna autopista de 10 millones de dólares, sufragados mediante telemaratones en Los Angeles además de otros donativos. Otro proyecto similar pretende construir la autopista Norte-Sur dentro de Nagorno Karabaj.

El monte Ararat aparece en todos los mapas, pinturas y banderas armenias; sin embargo, hoy, políticamente, pertenece a Turquía. Cada vez que miran al oeste, los armenios recuerdan la mutilación de su territorio y el genocidio de 1915 a cargo del imperio otomano. Los armenios, como los judíos, crearon su identidad actual a partir de su holocausto, más conocido entre la diáspora que dentro de la propia Armenia, ya que fue en la zona turca, no en la soviética, donde tuvo lugar. Aquella zona estaba habitada por dos millones de personas. Un millón fueron masacrados. Casi otro millón está en la diáspora por todo el mundo. En plena Primera Guerra Mundial, los turcos aliados de Alemania estaban a punto de ser invadidos por Rusia a la vez que la flota aliada bombardeaba los Dardanelos. En ese momento, los armenios arrecian en su rebelión y, por mano de los Hamidieh kurdos, son masacrados.

La gran fuerza de Armenia reside en su numerosa diáspora. Reforzando un cierto paralelismo con las circunstancias del pueblo judío, los armenios concitan un cierto odio entre sus vecinos, bien cimentado sobre la envidia a un grupo notablemente próspero y homogéneo: El 93% de los habitantes de Armenia son armenios, lo cual es un grado muy alto de homogeneidad, que se vio reforzado durante el colapso soviético por la huida a sus respectivas zonas de armenios y azeríes.

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