martes, 14 de julio de 2009

Jose María Blanco White (Autobiografía, apuntes)

…mis antepasados fueron personas notables en su país...El primer despojo que sufrieron ... tuvo lugar bajo Cromwell.
Mi tatarabuelo, se vio obligado a seguir a su padre en su destierro ... Waterford ... Mi abuelo se estableció en Sevilla y sus negocios prosperaron, logrando del Rey patente de hidalguía a perpetuidad ... Mi familia era como una pequeña colonia irlandesa que conservaba la lengua y muchas de las costumbres y aficiones que su fundador trajo a España. El negocio de mi padre, que consistía en la exportación a Inglaterra de productos del país tales como frutas y lana ... Mi aprendizaje fue severo y ... Temía extraordinariamente la llegada del domingo. En las primeras horas de la mañana ... tenía que acompañar a mi padre al convento dominico de San Pablo... Dos horas enteras pasaba en la Iglesia antes de ir a desayunar. Después de una rápida visita a casa para tomar el desayuno, volvíamos a salir, esta vez para ir a la catedral, donde había de pasar otras dos horas de pie o arrodillado. Más de una vez llegué a desmayarme exhausto ... A las doce volvíamos a la casa para almorzar a la una, después de lo cual salíamos en dirección a otra iglesia, donde pasábamos otro par de horas. Cumplidas nuestras devociones, si el tiempo lo permitía íbamos a dar un paseo que solía terminar con la visita a las salas de un abarrotado y pestilente hospital, en el que mi padre durante muchos años empleó dos o tres horas haciendo a los enfermos toda clase de servicios, sin excluir los más serviles y repugnantes ... me cuesta mucho trabajo moderarme cuando pienso en todo lo que he tenido que sufrir y soportar en nombre de la religión. Para mí, religión quiere decir toda clase de actitudes malignas y absurdas que siguen degradando y afligiendo a la humanidad: su único antídoto es un cristianismo auténtico.

... El sistema de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola es una obra maestra de la máquina clerical. En los países católicos es un hecho perfectamente normal la tendencia a la histeria religiosa .... Conforme llegaban los ejercitantes en la noche en que iban a comenzar su retiro, se acercaban a besar humildemente la mano del Padre Vega, y tras unas breves palabras de saludo se dirigían a las habitaciones que les habían asignado. Estas eran capaces para dos personas y consiguientemente los ejercitantes eran distribuidos en parejas que habrían de compartir la misma habitación. Sin embargo, de acuerdo con las reglas de la casa, a los ocupantes de un mismo dormitorio, técnicamente llamados compañeros, les estaba prohibida toda conversación ... Poco después de haber ocupado sus cuartos, el sonido de una gran campana anunciaba la primera reunión en la capilla. Este lugar se encontraba casi a oscuras, y sólo una linterna abierta por un lado iluminaba débilmente un Cristo agonizante de tamaño natural, con ojos de cristal y el cuerpo pintado de colores vivos mostrando la carne manchada de sangre.

Cuando los asistentes habían tomado asiento uno de los sacerdotes leía durante media hora, en medio de un profundo silencio, el tema de la meditación. Al final todos se arrodillaban para meditar durante otra media hora sobre lo leído. Consciente, sin embargo de que muchos de sus pacientes espirituales se perderían en divagaciones si no se les echaba una mano, el Padre Vega los estimulaba con lo que en el lenguaje de las prácticas ascéticas se llaman jaculatorias. Era algo así como si sus pensamientos crecieran tanto y se hicieran tan vehementes que no pudieran ser contenidos por más tiempo en su pecho y no tuvieran mas remedio que reventar en contra de su voluntad. Al principio las jaculatorias eran cortas y espaciadas, pero poco a poco se iban haciendo más frecuentes y largas, hasta que cerca del final de la meditación se habían convertido en gritos de agonizante acompañados de fuertes golpes en el pecho, a los que se unían los asistentes según se sentían movidos, muchos de los cuales repetían las mismas palabras del director y pedían a voz en grito el perdón de Dios.

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