jueves, 30 de julio de 2009

Erasmo de Rotterdam


No podemos decir que Erasmo perteneciera a la clase de los neutrales pues nunca estuvo a medio camino entre católicos y Luteranos. Su postura no era partidaria y, si alguien, en algún momento, se atreviese a medir su mayor o menor cercanía a unos o a otros (con la intención que sería propia de los unos o de los otros), con toda seguridad, ya se estaría equivocando. Del Papa y de la Iglesia a Erasmo le separaba nada más y nada menos que la religiosidad misma, mientras que a Lutero, directamente no le quiso seguir. La crítica de Erasmo contra la Iglesia, tenía un afán reformista, mientras que la de Lutero era rupturista. El inmovilismo dogmatico de protestantes y católicos, sitúan a Erasmo en el lado opuesto de ambos. Un lado que no es ni equilibrado ni, desde luego, moderado: valgan unas frases extraídas de su “Elogio de la locura”.

“Quizá sería mejor pasar en silencio por los teólogos y no remover esta ciénaga ni tocar esta hierba pestilente, no sea que … caigan en turba sobre mí … forzándome a una retractación y, caso de que no accediese, me declaren en seguida hereje.”

“ …Parecidos en felicidad a éstos (los teólogos) son los que se hacen llamar vulgarmente religiosos y monjes, nombres impropios a más no poder, pues buena parte de ellos está apartada de la religión…”
“Algunos de ellos explotan ventajosamente los harapos y la suciedad berreando por las puertas para que les den un trozo de pan, sin dejar posada, carruaje y barco que no recorran, con grave perjuicio de los demás mendigos. Estos hombres lisonjeros, con su suciedad, su ignorancia, su rusticidad, pretenden desvergonzadamente representarnos a los Apóstoles.”
“Algunos …llevan el cilicio exteriormente …Algunos evitan el contacto del dinero, como si se tratase de veneno; pero no, en cambio, el del vino y el de las mujeres… Unos se pavonean llamándose franciscanos, y dentro de ellos los hay recoletos, menores y mínimos o bulistas; otros se llaman benedictinos, bernardinos …nadie se atreve a despreciar a esta gente, sobre todo si se trata de los mendicantes, porque gracias a la confesión están al tanto de todos los secretos … cuando beben … los cuentan dando indicios de la realidad, pero callando los nombres. Si alguien molesta a alguno de estos zánganos, se dan por agraviados en el púlpito, aludiéndole en el sermón con ciertas indirectas que sólo dejaría de comprender quien fuese rematadamente tonto. “

“Los pontífices, cardenales y obispos, sucesores de los Apóstoles, imitan de tiempo inmemorial la conducta de los príncipes y casi les llevan ventaja…”

“…nuestros prelados de hoy tienen bastante con ser pastores de sí mismos y confían el cuidado de sus ovejas o a Cristo, o a los frailes y vicarios. No recuerdan que la palabra «obispo» quiere decir, trabajo, vigilancia y solicitud. Sólo si se trata de coger dinero se sienten verdaderamente obispos y no se les embota la vista…”
“Si los Sumos Pontífices, que hacen las veces de Cristo en la Tierra se esforzaran en imitar su vida, su pobreza, trabajos, doctrina, su cruz…¿Quién querría alcanzar este honor … por medio de la espada, el veneno y todo género de violencias? … ¡Tantas riquezas honores, triunfos, poder, cargos, indulgencias, tributos, caballos, mulos, escoltas y comodidades!.... Todo esto habrían de trocarlo por vigilias, ayunos, lágrimas, preces, sermones, estudios, penitencias y otras mil pesadumbres …lo que significa sacrificio se lo encomiendan a San Pedro y San Pablo, a los que les sobra tiempo para ello, pero si algo hay que signifique esplendor y regalo, lo guardan para sí…no hay hombres que lleven vida más voluptuosa y menos sobresaltada.”
“Los Santísimos Padres ... reúnen bajo el nombre de Patrimonio de San Pedro tierras, ciudades, tributos y señoríos. Encendidos de amor a Cristo, combaten con el fuego y con el hierro, no sin derramar sangre cristiana a mares, entendiendo que así defienden apostólicamente a la Iglesia, … cuando han exterminado sin piedad a los que llaman sus enemigos. ¡Cómo si hubiese peores enemigos de la Iglesia que esos pontífices impíos que con su silencio coadyuvan a abolir a Cristo, en tanto que alcahuetean con su ley, la adulteran con caprichosas interpretaciones y le crucifican con su conducta infame! … con cuán belicoso ardor les vemos luchar defendiendo sus diezmos con espadas, dardos, piedras y toda clase de armas…”
“Una cosa tienen, empero, en común, los sacerdotes y los laicos, que es que todos vigilan la prosperidad de sus ingresos y no ignoran ninguna de las leyes referentes a ellos, pero si se trata de alguna carga, la echan hábilmente sobre las espaldas ajenas …”
“Así como los príncipes delegan los asuntos de la administración en sus ministros y éstos en los suyos, de la misma manera los sacerdotes, por modestia, dejan al pueblo las atenciones devotas. El pueblo las encomienda sobre los que llama eclesiásticos … a su vez, los sacerdotes que se llaman seculares … descargan su obligación sobre los regulares; los regulares sobre los frailes; los frailes de ancha conciencia sobre los más rigurosos; todos ellos, a la vez, sobre las órdenes mendicantes, y éstas sobre los cartujos, entre quienes dicen se oculta la devoción, y tan oculta está, que apenas aparece.”
“No hace mucho asistí a una disertación teológica … y uno preguntó en qué lugar de la Escritura se ordena castigar a los herejes por el fuego en vez de convencerlos por la persuasión. Un anciano grave, cuyo ceño declaraba francamente que era teólogo, respondió con gran indignación que ese pasaje era del apóstol San Pablo, el cual dijo: «Evita al hereje después de haber intentado repetidamente disuadirle de su error.» Y como lo dijese reiteradamente y a grandes voces, muchos se preguntaron qué le sucedía a aquel hombre, y acabó por explicar que hay que apartar « de vita» al hereje.”
(Todas las obras de Erasmo fueron censuradas e incluidas en el "Índice de Obras Prohibidas" por el Concilio de Trento y, de manera similar, fueron denunciadas por la mayoría de los pensadores protestantes.)

Breve biografía
Erasmo (Rotterdam 1466-1536), adoptó el hábito agustino en 1.492 y empezó a viajar como secretario del obispo de Cambrais. En esos viajes por Europa conocería a Tomás Moro a quien dedicaría su “Elogio de la locura”. En 1499 fijó su residencia en Londres donde pudo escuchar a John Colet[1] con quien mantuvo una larga conversación sobre el modo de efectuar una lectura autentica de la Biblia. Inmediatamente inició una compilación de fábulas que, en el momento de su muerte sumaban 4.500. En 1506 marchó a Italia para trabajar en una imprenta, actividad que le sirvió para seguir ampliando sus contactos entre los pensadores más sobresalientes de la época. Perfectamente consciente de los males que aquejaban a la iglesia, creyó su obligación abogar contra una rigidez de pensamiento que calificaba como propia del siglo V. Durante su estancia en Inglaterra, Erasmo había iniciado un estudio en profundidad del Nuevo Testamento que sería publicado por la Editorial Froben en Basilea en 1516. Esta traducción fue la que, según propia confesión, utilizó Martín Lutero para iniciar su propia revisión de la Biblia. Al verse involucrado en la trampa de tomar partido entre este y el papa, tuvo que dar explicaciones y decir públicamente que sus ataques jamás se habían dirigido contra la Iglesia como institución ni menos contra Dios como fuente de inteligencia y justicia, sino sólo a los malos obispos y frailes que ganaban dinero vendiendo el paraíso y cometían otros delitos religiosos como la simonía. El reformador Lutero fue una de las pocas personas a las que Erasmo, en algún momento, reconoció públicamente admirar aunque, pasado el tiempo, la personalidad radical de Lutero llegaría a separarles. En 1529, la ciudad suiza de Basilea donde residía Erasmo, se adhirió oficialmente a la Reforma, por lo que el sabio marchó a Friburgo. 6 años más tarde regresaría por motivos poco claros y, hasta su muerte, siguió manteniendo contactos estudiosos de todas las tendencias. Haciendo balance al final de sus días, Erasmo pudo saber que, en París, habían quemado a fuego lento a quien le traducía sus libros. En Inglaterra, sus dos amigos, John Fischer y Tomas Moro, habían caído bajo el hacha del verdugo, y su amigo suizo Zwinglio, había sido muerto a mazazos en el campo de batalla. Como bien dijo: "Todos tienen estas palabras en la boca: evangelio - palabra divina - fe - cristo -espíritu, pero veo a muchos de ellos comportarse como si estuvieran poseídos por el demonio".
[1] Realizaba lecturas analíticas de la biblia con la intención de comprender mejor su significado, por ejemplo el sentido didáctico de enumerar los días de la creación. Tenía una profunda base filosófica platónica y aristotélica que aplicaba a todos sus escritos.

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